“Abril, lluvias mil”: Desafiando al rito, destruyendo mitos
Este dicho se lee y se escucha con frecuencia cada vez que vivimos el cuarto mes del año en Chile. Aquí comprobaremos si este verso se ajusta a la realidad, porque tú ya lo sabes, nada es casualidad.
“Abril, lluvias mil” versa el dicho que retumba una y otra vez durante el cuarto mes del año. ¿Qué tan cierto es? ¿Tiene asidero en la práctica? Veamos las estadísticas de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC). El rango de acumulación de lluvias considerado normal para abril en Valparaíso va de 0,7 a 15,2 milímetros. En Santiago, este oscila entre 1,4 y 18,2 mm. Sobre Concepción, la normalidad se mueve entre 36,9 y 90,7 mm. En Puerto Montt, va desde 121,6 hasta 153,1 milímetros durante el cuarto mes.
Estos datos, ¿representan poco o mucho con respecto con los montos anuales? Poco. Con el promedio histórico que nos rige hasta hoy (cambiará en el segundo semestre de 2021), en Valparaíso deben caer 413,1 milímetros para que se considere un año normal. En Santiago, 341,8; en Concepción, 1.090,6; y en Puerto Montt, 1.615,4 milímetros anuales.
Así con “abril, lluvias mil”. Aunque más de alguien podrá decir, ‘es que antes sí que llovía este mes’. Entonces escarbemos en las estadísticas históricas de la DMC, para ello nos sumergimos en los datos de la estación meteorológica más antigua de Latinoamérica: Quinta Normal en Santiago.
En los anuarios públicos encontramos las cifras de agua caída en la capital del país desde 1942 a la fecha. Son 78 años de antecedentes. Durante ese lapso en 14 ocasiones, abril terminó con cero milímetros de agua en la capital. Es decir, en el 18% de los abriles no ha caído ni una mísera gota de llovizna siquiera en Santiago. ¿Cuándo se anotan esos “abril, secos a mil”? En los años: 1942, 1949, 1952, 1970, 1974, 1978, 1988, 2003, 2007, 2009, 2013, 2014, 2015 y 2018.
El vaso medio lleno
Ya. Pero no seamos así, veamos la otra mitad del vaso. ¿Cuáles y cuántos han sido los verdaderos “abril, lluvias mil” en Santiago? Vale, pero acordemos algo, ¿a qué le llamaremos lluviosos? Les parece que a los abriles que acumulen desde 30 milímetros de agua hacia arriba. Hecho.
De los 78 años estudiados, en 14 ocasiones se anotan abriles que han aportado 30 o más milímetros en Santiago. ¡14 de 78!, es decir, también un 18%. ¿Cuáles son esos “abril, lluvias mil”? Veamos el siguiente ranking:
Posición | Año | Agua caída en abril (en mm) |
---|---|---|
1º | 2016 | 109,2 |
2º | 1993 | 101,7 |
3º | 1950 | 77,2 |
4º | 1954 | 60,7 |
5º | 1996 | 54,0 |
6º | 1980 | 48,6 |
7º | 1948 | 47,1 |
8º | 1992 | 41,0 |
9º | 2004 | 39,2 |
10º | 1953 | 38,6 |
11º | 1989 | 38,2 |
12º | 1965 | 36,4 |
13º | 1966 | 35,0 |
14º | 1998 | 32,7 |
Años más lluviosos (lluvias mayores a 30 mm) y volumen de precipitación registrada en el mes de abril, en la estación de Quinta Normal. Informaciones obtenidas de los anuarios públicos divulgados por la Dirección Meteorológica de Chile (DMC). |
Aunque son pocos los verdaderos “abriles de lluvias miles”, vale la pena remarcar el más lluvioso de todo ocurrido en 2016 con 109,2 milímetros de agua acumulada. Le sigue el de 1993 con 101,7 milímetros (ese mes llovió durante siete días seguidos). El tercer puesto es para 1950 con 77,2 milímetros, claro que en este se marca el récord de agua caída en 24 horas para abril en Santiago con 61,7 mm.
En consecuencia, las estadísticas descartan que el cuarto mes del año responda en la práctica (salvo contadas excepciones) a eso de “abril, lluvias mil”. Entonces, de dónde diantres salió este verso.
El origen
El dicho “abril, lluvias mil” proviene desde España. Sí, nada que ver con Chile. De hecho, se utiliza principalmente en la zona de Castilla para referirse a las precipitaciones de primavera que caen sobre el hemisferio norte. Si tuviésemos que hacer un símil con nuestro país, serían como las lluvias “mata pajaritos” de octubre y noviembre.
Según el Instituto Cervantes, "el origen de este refrán se remonta a la tradición, por lo que es complicado otorgarle una fecha estimada de uso popular".
“Abril, lluvias mil”; una importación inapropiada que cada cuarto mes del año rebrota en Chile desafiando al rito, pero aquí estamos, como siempre, destruyendo mitos.