Agujero de 50 metros de profundidad se abre en el suelo de Rusia

Un cráter gigante apareció en el suelo del Ártico ruso. Este es el decimoséptimo hoyo que se crea los últimos 6 años en esta región, y se cree que su origen está relacionado con el cambio climático.

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La primera vez que se registró un cráter similar fue en el 2014, y ya contabilizan 17 en total.

En el suelo de la península de Yamal, en el norte de Rusia, la tierra volvió a abrirse. La primera vez que se registró un evento similar fue en el 2014, y ya contabilizan 17 en total. Pero este último se destaca por su enorme tamaño ya que tiene una profundidad que llega hasta los 50 metros.

El hoyo fue descubierto por casualidad por un equipo de TV que realizaba filmaciones desde un helicóptero y rápidamente los científicos fueron a investigar de qué se trataba. Los geólogos llaman a este tipo de fenómeno hidrolacolitos o bulgunnyakhs, y saben que su formación está relacionada con el aumento de temperatura en el ártico y con el derretimiento del permafrost.

¿Qué forma un cráter de la noche a la mañana?

En esta región de Siberia, el suelo permanece congelado todo el año, o al menos permanecía. Con el calentamiento global y el aumento de temperaturas, el permafrost, como se llama a este suelo helado, comenzó a descongelarse. En el suelo hay enormes reservorios de gases como el metano, que durante miles de años se acumuló mientras que la superficie congelada los encapsulaba evitando su escape hacia la atmósfera. Pero con el derretimiento del hielo, la superficie se debilitó y se volvió menos resistente a la presión del gas.

Cuando la presión aumenta en la superficie terrestre comienza a formarse una elevación con forma de domo, que a veces alcanza entre 5 y 10 metros de altura. El suelo actúa como una tapa de una olla a presión, soportando la acumulación del gas. Pero llega a un punto en que la malla falla lanzando los restos de hielo y tierra varios metros por los aire. Como resultado, el suelo queda con un gran cráter profundo cuyo diámetro puede tener decenas de metros.

Un fenómeno que preocupa

En cada una de estas explosiones se están liberando enormes cantidades de gases que llevaba miles de años atrapados por el hielo. El metano es uno de los gases de efecto invernadero más efectivo, por lo que la liberación de este gas a la atmósfera potencia aún más los efectos del cambio climático. Es muy probable que con el aumento de las temperaturas globales, estos tipos de hoyos puedan volverse mucho más comunes en zonas árticas.

Y esto no solo ocurre en esta parte de Siberia. La NASA reportó, a comienzos de este año, haber identificado al menos dos millones de "puntos críticos" de emisión de metano en tan solo 30.000 kilómetros cuadrados de permafrost ártico. Los datos recopilados también le permitieron a los científicos identificar un patrón: en promedio, los puntos críticos de metano se concentraron principalmente a 40 metros aproximadamente de cuerpos de agua, como lagos y arroyos.

La liberación de gases como el metano es una auténtica bomba de tiempo para nuestro clima, pero también hay que recordar que con la desaparición de ese suelo congelado se liberan patógenos que ya han causado episodios mortales, como el caso del ántrax liberado en Siberia en 2016, enfermedades para las que no estamos inmunizados porque llevan décadas congeladas.