Agujero en la capa de ozono es el más grande de los últimos 15 años

El agujero en la capa de ozono sobre la Antártica alcanzó este año la mayor extensión antes registrada de los últimos 15 años. Curiosamente, esto ocurre a apenas un año de que se registrara el menor agujero de la historia de los registros.

Agujero en la capa de ozono
Agujero de la capa de ozono en el día 10 de octubre de 2020. Fuente: Copernicus/ ECMWF.

El agujero en la capa de ozono, que se observa anualmente en la Antártica, alcanzó en 2020 su mayor extensión de los últimos años. El agujero registrado este año evidencia lo complicado que es el monitoreo de la capa de ozono, ya que el año pasado se había registrado ¡el menor agujero desde que fue descubierto en 1985!

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el agujero en la capa de ozono del presente año creció rápidamente a partir de la mitad de agosto, y alcanzó su máximo -de 24 millones de km2- a comienzos de octubre, cubriendo prácticamente todo el continente antártico. Además de su tamaño por sobre el promedio de la última década, la columna de ozono (su concentración en la estratósfera) llegó a valores récords a comienzos de mes, con registros muy cercanos a cero.

Hay mucha variabilidad en lo que respecta a la extensión anual que desarrolla el agujero de ozono. El de este año es parecido al de 2018, que también fue un agujero de gran extensión, y está, definitivamente, encabezando la lista de los registrados en los últimos quince años o más", dice Vincent-Henri Peuch, Director del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera Copernicus en el ECMWF, en un comunicado de prensa.

Especialistas afirman que el agujero de este año está asociado a temperaturas muy bajas en es estratósfera sobre la Antártica, donde el ozono se concentra. Estas temperaturas fueron impulsadas y mantenidas por un vórtice polar muy intenso, estable y frío, sobre el continente antártico.

Cuando está suficientemente frío (temperatura por debajo de los -78 ºC) se forman las nubes polares estratosféricas, que son compuestas por cristales de hielo. El hielo en estas nubes puede transformar compuestos no reactivos en reactivos, que acaban actuando en la destrucción del ozono estratosférico con el retorno del Sol a la región antártica a comienzos de primavera. Esta dependencia, de la presencia de las nubes polares estratosféricas y de la radiación solar, es el motivo principal por el cual el agujero de ozono sólo es observado hacia finales de invierno y comienzo de la primavera austral.

El año pasado, se registró uno de los menores agujeros en la capa de ozono de la historia debido a un padrón atmosférico poco común, donde se observó un rápido calentamiento en la estratósfera, contrario a lo observado este año. Este calentamiento estratosférico inhibió la formación de las nubes que desencadenan el proceso de destrucción de ozono.

A pesar de la gran expansión de este año, los especialistas continúan a afirmar que la capa de ozono se está recuperando gracias al Protocolo de Montreal, establecido en 1987, que prohibió las emisiones de productos químicos que la destruyeran, como los cloroflourocarbonos (CFCs). La última Evaluación Científica de la Destrucción del Ozono, del Programa Ambiental de la OMM publicada en 2018, concluyó que la capa de ozono se está recuperando y potencialmente retornará a los niveles pre-1980 hacia el año 2060.

El ozono estratosférico funciona como un escudo natural contra los dañinos rayos ultravioletas provenientes del Sol. Así, cuando hay un agujero de ozono estratosférico, hay una mayor exposición a este tipo de radiación, que puede causar cáncer a la piel y daños a la visión.