Así es la Viola imbricata o viola catita, una joya botánica descubierta en las regiones de Ñuble y del Maule

Una alianza entre ciencia y comunidad permitió identificar esta planta presente en zonas de alta montaña, cuya supervivencia está amenazada por el cambio climático y la actividad humana.

Viola imbricata
El descubrimiento de esta flor endémica de los Andes chilenos revela la rica biodiversidad de nuestro país y la urgencia de proteger estos ecosistemas frágiles. Créditos imagen: Instituto de Biología y Biodiversidad (IEB).

En las alturas de la cordillera de Chile central, donde las condiciones climáticas son extremas y la vida parece desafiar las leyes de la naturaleza, florece una nueva especie de violeta.

La Viola imbricata, un hallazgo que ha emocionado a la comunidad científica y a los amantes de la naturaleza, es una muestra más de la increíble biodiversidad que esconde nuestro país.

Un descubrimiento en las alturas

La historia comienza cuando Kora Menegoz, ingeniera forestal y guía de montaña, observó una planta inusual en los cerros de San Fabián de Alico, a unos dos mil quinientos metros de altura.

Casi simultáneamente, Juan Luis Celis, investigador de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), detectaba la misma especie en el Nevado del Longaví, región del Maule.

Ambos grupos coincidieron en que se trataba de una Viola, pero con características únicas: flores de un llamativo amarillo y hojas que se disponían como tejas, formando una especie de mandala.

El hallazgo generó tanto interés que se contactaron con John Watson y Ana Flores, especialistas en el género Viola, quienes colaboraron en la descripción morfológica y ecológica de la planta.

El resultado de este trabajo conjunto se publicó recientemente en la revista científica Phytotaxa.

Ciencia ciudadana en acción

Un elemento clave en el reconocimiento de Viola imbricata fue la ciencia ciudadana. Pedro Cofré-Valenzuela, un montañista que había fotografiado esta especie en 2014, compartió sus imágenes en iNaturalist, una plataforma digital para identificar especies.

Esto desató un debate entre expertos que contribuyó a confirmar la singularidad de la planta.

Viola imbricata
La viola identificada en esta zona se caracteriza por su forma arrosetada, hojas imbricadas, es decir, que se superponen unas sobre otras, al igual que las tejas, formando en conjunto una especie de mandala o escarapela. Créditos imagen: INaturalist.

El proceso de identificación no se detuvo ahí. La colaboración entre montañistas, educadores ambientales y botánicos permitió reunir un conjunto robusto de evidencias, como descripciones morfológicas y estudios ecológicos.

Juan Luis Celis relató en una nota de prensa del IEB que identificar a la Viola imbricata fue una experiencia muy interesante.

“Llegamos de madrugada a la parte alta de la montaña y ahí vimos a esta planta, que tenía las características de una Viola, pero con la forma de sus hojas un poco diferentes, al igual que el color. Había unos 70 individuos distribuidos en esta zona".

Juan Luis Celis, investigador de la PUCV y del IEB.

Este tipo de hallazgos espontáneos, impulsados por el espíritu naturalista de quienes recorren las montañas, resalta cómo la observación atenta del entorno puede desencadenar investigaciones científicas relevantes.

Adaptada a lo extremo, amenazada por el cambio

El artículo describe a la Viola imbricata como una planta excepcionalmente adaptada a vivir en condiciones extremas.

Crece en zonas rocosas y escarpadas, a altitudes superiores a los dos mil trecientos metros, donde las temperaturas son bajas y los vientos fuertes. Sus hojas, gruesas y superpuestas, forman una especie de roseta que la protege del frío y la desecación.

Pero a pesar de su gran capacidad de adaptación, la “viola catita” enfrenta diversas amenazas. El cambio climático, la expansión de la frontera agrícola y la minería son algunos de los factores que ponen en peligro su supervivencia. Además, al encontrarse en zonas de difícil acceso, esta especie es poco conocida y, por lo tanto, menos protegida.

El equipo investigador utilizó los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y determinó que la especie se encuentra en “peligro crítico”. Kora Menegoz alerta que proyectos como el embalse en San Fabián de Alico podrían alterar el microclima y afectar especies que ya están al límite de sus condiciones de supervivencia.

Hacia una mayor protección

El descubrimiento de Viola imbricata ha abierto nuevas posibilidades para mejorar la conservación de la flora altoandina. El equipo investigador espera que su propuesta de clasificación en peligro crítico sea acogida por el Ministerio del Medio Ambiente, lo que permitiría iniciar medidas concretas de protección.

Grupo de viola "catita"
Según relata el equipo, un arriero del sector Nevado del Longaví, la llamaba “viola catita” por su forma parecida a la cabeza de una catita o loro cachaña.Créditos imagen: INaturalist.

Más allá de sumar una nueva especie al catálogo de la flora chilena, este hallazgo nos demuestra nuevamente que la colaboración entre la ciencia y la comunidad puede ser clave para preservar la biodiversidad en un mundo donde la naturaleza de ve cada vez más amenazada.

Si algo nos enseña este descubrimiento es que, a través de la observación y el trabajo en conjunto, aún quedan tesoros naturales por revelar en los rincones más remotos de nuestras montañas.

Fuentes y Referencias de la noticia:

- Menegoz K., et all. Viola imbricata (Violaceae) a newly discovered local endemic of subgenus Neoandinium from the Andes of Maule and Ñuble Regions, central Chile. Phytotaxa. (2024).

- Instituto de Biología y Biodiversidad. Viola imbricata: una nueva especie descubierta en la cordillera de Chile central. Publicado en la sección de noticias del IEB. (2024).