Calor extremo y salud: menores de 64 son los más afectados
Antes pensábamos que las personas mayores de 65 años eran las que más visitaban el hospital cuando se presentaba una ola de calor. Ahora, el panorama climático cambió y el rango etario también.
"¡Uf, qué calor!" son palabras que se están volviendo más frecuentes en nuestro vocabulario. Con los años, nos parece que la primavera fuera más corta y el verano llegara de "golpe". No sólo en la zona central del país, sino que en varias regiones de Chile y el mundo.
El clima ya cambió, algo que viene acompañado de una cadena de eventos. Nuestro cuerpo humano estaba acostumbrado a un cierto rango de temperatura ambiental. Podíamos beber un poco más de agua, vestir ropa más ligera o calmar el calor en la playa, un río o un lago.
Pero pareciera que eso ya no es suficiente. Y aquí viene lo relevante, porque ¡las temperaturas extremas son capaces de matar a una persona! Así de simple. Las olas de calor han incrementado en duración, frecuencia e intensidad en gran parte del planeta.
Hasta el momento, se sabía que las personas mayores de 65 años podían sufrir mayor riesgo de muerte u hospitalización debido al calor extremo. No obstante, un nuevo estudio realizado en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston ha revelado datos que son de gran interés.
La edad sí importa
La investigación mencionada es la primera en su tipo. Considera las "visitas al servicio de urgencias durante días de calor extremo" una variable primordial. Los resultados demuestran que, en la actualidad, el rango etario más afectado por estas condiciones meteorológicas extremas abarca de 18 a 64 años.
Cabe preguntarnos ¿cómo puede influir la edad ante las olas de calor? Primero, veamos algunos datos. En un día de calor extremo, personas entre 45 y 54 años representaron el 10,3% de las visitas al servicio de urgencias. Y ¿qué ocurrió con personas mayores de 75 años? sólo llegaron al 3,6%. La diferencia es significativa.
De acuerdo a la investigación, esta brecha se asociaría más a los estilos de vida que llevan las personas, que a las diferencias fisiológicas. Algo que destaca el equipo de investigación es que, al estar más tiempo al aire libre cuando el termómetro se eleva, el riesgo aumenta. Ya sea que estés dando un paseo o trabajando cuando "caen los patos asados".
La adaptación es transformación constante
Nos ha costado asimilar todo lo que está ocurriendo, porque cuando estamos adaptándonos a alguna circunstancia que nos presenta la Naturaleza, cambian las reglas del juego. Eso es sólo consecuencia de lo que hemos generado en el planeta. De partida, pareciera que no fuéramos parte de él, pues tendemos a referirnos a la Tierra en tercera persona.
¿Por qué la adaptación sería una transformación constante? Porque a medida que se presentan más olas de calor, como es en este caso, los procesos de adaptación también lo hacen. Como consecuencia, los protocolos en el servicio de salud pública o privada deberían poner el foco en esta variable.
Ya no podemos pensar en políticas o medidas estáticas, porque la atmósfera y la Tierra son dinámicas. Sumado a ello, los hábitos y actitudes de la sociedad también han experimentado una transformación. Finalmente, los resultados de este estudio pueden ser un nuevo puente que nos lleve a hacer de la adaptación nuestro estilo de vida.