¿Cambio climático? Se seca el segundo río más largo de Sudamérica
¿Qué consecuencias ha traído la disminución de caudal del río Paraná? ¿Cuáles son las causas? La siguiente nota responde estas interrogantes.
El río Paraná, el segundo río más extenso de América del Sur, hoy presenta menor caudal en sus 2.546 km de extensión —si caudal promedio es de 17.300 m3/s. El río Paraná nace en el sureste de Brasil, pasando por el borde oriental de Paraguay y decantando en el delta del río de la Plata en el noreste de Argentina. Las causas de su disminución son variadas, pero lo incuestionable es el impacto sobre la sociedad, biodiversidad y economía de las zonas por donde fluye.
La cuenca del Paraná tiene una superficie de 1.414.132 km², y se nutre de otros ríos sudamericanos, sumado a las precipitaciones sobre parte de la selva amazónica, las que se proyectan hasta Argentina. Esto genera una enorme reserva de agua subterránea sudamericana llamada Acuífero Guaraní.
Efectos y causas de la sequía en el río Paraná
La actividad pesquera en el río cada vez se hace más difícil; algunos responsabilizan a la pesca de arrastre y al descuido de las autoridades. Además, la sequía de los últimos años ha hecho descender el caudal a mínimos históricos dejado expuestas las orillas y en algunos lugares el fondo del río, lo cual ha afectado las rutas de navegación.
Algunos medioambientalista mencionan que “los criaderos naturales de peces se han visto seriamente afectados. Varios han dejado la pesca y se han sumado a la preservación de los humedales y detener la degradación del Paraná”.
Por otro lado, el bioquímico Daniel Verzeñassi dice: “el equilibrio ecológico del Paraná es cada vez más delicado, es importante hablar de sequía, pero aún lo es más, de las deforestaciones de la selva amazónica, ya que son los causantes de menor humedad atmosférica, implicando alteraciones del ciclo hidrológico”.
Facundo Fernández, médico de profesión, dice que “ha visto arder mas 1.000.000 de hectáreas de pastizal y arbolado del norte argentino para ganar terreno agrícola y edificable, con consecuencias no solo para la preservación del Paraná, sino que también con grandes emisiones de contaminantes a la atmósfera. La calidad del aire ha sido 10 veces más mala que lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.
El mismo profesional complementa: “se dispone del territorio para la generación de riqueza al servicio de bienes económicos, sin tener en cuenta los impactos ambientales, ecosistémicos y de salud, a estos territorios le llamamos zonas de sacrificio”.
Si los humedales y la flora nativa desaparecen, sumado a la tala masiva del Amazonas, la afectación podría ser de escalas mayores a Sudamérica, considerando que hoy llueve menos y las temperaturas altas siguen batiendo récords. El llamado es a las autoridades para que se fomente la protección legal de la naturaleza, no solo en los entornos del cada vez menos caudaloso río Paraná.