Casas en Grindavík, Islandia, fueron consumidas por lava durante una segunda erupción volcánica
Una segunda erupción volcánica en menos de un mes está provocando evacuaciones mientras la lava avanza hacia la ciudad de Grindavík, en el suroeste de Islandia.
El domingo (14), un volcán en el suroeste de Islandia entró en erupción por segunda vez en menos de un mes, enviando lava hacia la ciudad de Grindavík e incendiando al menos una casa. En un insólito discurso a la nación, el presidente de Islandia, Guðni Th Jóhannesson, advirtió sobre el "momento convulso" que vive el país debido a la intensa actividad sísmica de los últimos meses. "No nos rendiremos", añadió.
Los residentes de la localidad de Grindavík, en el suroeste de la isla, fueron evacuados nuevamente el sábado (13) tras la advertencia de los investigadores. Ahora, sólo pueden ver cómo la lava consume sus hogares.
Situación incierta en Grindavík
Los 3.800 residentes de Grindavík ya se habían visto obligados a abandonar sus hogares en noviembre después de que una serie de terremotos provocaran grietas en la tierra entre la ciudad y Sýlingarfell, una pequeña montaña en el norte.
El volcán entró en erupción por primera vez el 18 de diciembre, pero los residentes de Grindavík pudieron regresar a sus hogares el 22 de diciembre. En las semanas siguientes, las autoridades instalaron barreras defensivas alrededor del volcán con la esperanza de desviar el magma de las zonas residenciales.
Sin embargo, las barreras construidas al norte de Grindavík fueron superadas y la lava siguió avanzando hacia la ciudad, según la Oficina Meteorológica de Islandia.
La segunda erupción, que se produjo a mediados de enero, pone en alerta a los 3.500 habitantes de la ciudad. Las imágenes que circulan en las redes sociales muestran la lava consumiendo las casas a su paso, alimentando los temores de que la corriente continúe propagándose en el núcleo urbano, poniendo en peligro todos los hogares.
Sin embargo, la incertidumbre vuelve a la ciudad situada a unos cincuenta kilómetros de Reykjavik, ya que la actividad del volcán sigue siendo impredecible. El magma subió a la superficie a través de dos grietas, una en el interior de Grindavík y otra donde se estaban construyendo diques de contención.
Evacuaciones y seguimiento por parte de las autoridades
La actividad sísmica se aceleró esa noche y los residentes de Grindavík fueron evacuados alrededor de las 03:00 h, según estaciones de radio y televisión públicas islandesas. Los servicios de Protección Civil alertaron en las redes sociales unas horas antes, informando de que, según la Agencia Meteorológica de Islandia, se habían producido 200 terremotos en la zona durante la noche, lo que indicaba una "inminente" erupción volcánica y la expulsión de lava como "el escenario más probable".
La nueva erupción es de menor tamaño que la ocurrida en diciembre, pero el magma expulsado ya superó las barreras de contención en construcción y se encuentra a apenas 450 metros de las primeras viviendas al norte de la ciudad. Los servicios de protección civil siguieron de cerca la situación, mientras que los servicios de rescate trabajaron para evitar que el magma destruyera equipos y vehículos en la zona más industrial de la ciudad, una importante zona pesquera en el suroeste del país.
¿Cuál es la historia de la actividad volcánica en Islandia?
Islandia se encuentra situada entre las placas tectónicas euroasiática y norteamericana, siendo una de las regiones volcánicas más activas del mundo, con 33 volcanes o sistemas volcánicos catalogados como activos. En los últimos dos años se han producido tres erupciones volcánicas en la isla, en agosto de 2022, julio y diciembre de 2023.
La última erupción reportada, hace poco menos de un mes, ya se esperaba debido a la intensa actividad sísmica desde finales de octubre. Finalmente, el 19 de diciembre, la lava entró en erupción a unos tres kilómetros al noreste de la ciudad de Grindavík. La grieta en la superficie tenía aproximadamente 3,5 kilómetros de largo, expulsando inicialmente entre 100 y 200 metros cúbicos de lava por segundo, con columnas de humo de cien metros de altura. Sin embargo, la intensidad del evento disminuyó después de unas horas y entró en una fase de equilibrio.
La nueva erupción, aunque de menor tamaño, mantiene la incertidumbre en Grindavík, con lava afectando viviendas y desafiando los esfuerzos de las autoridades por contener su avance. El volcán continúa siendo monitoreado, mientras los residentes enfrentan la angustia de ver sus hogares consumidos por la fuerza de la naturaleza.