¿Ciencia ficción? El futuro de la vida en la Tierra puede depender de la propia Luna

Un grupo de investigadores propone la idea de preservar la vida terrestre en tanques ubicados en los polos de la Luna.

Imagen de la Tierra y de la superficie lunar
¿Podemos preservar la vida en la Tierra en nuestro satélite natural? Los investigadores dicen que sí.

El mayor interés de la comunidad científica cuando se habla de preservar la vida fuera de la Tierra acaba siendo el planeta Marte. Es habitual que empresas como SpaceX acaben invirtiendo miles de millones en misiones con el objetivo de llevar vida a Marte. Uno de los motivos es precisamente explorar la habitabilidad de lugares fuera de la Tierra, en caso que se necesite de una "segunda opción" en el futuro.

Encontrar un lugar donde se pueda preservar la vida es una tarea compleja y hasta el día de hoy aún no se han encontrado señales de vida. Una de las posibilidades es utilizar la tecnología criónica para preservar ejemplos de células y organismos importantes para la biodiversidad. Un ejemplo famoso es la Bóveda Global de Semillas o conocida como la “bóveda del fin del mundo”, que utiliza temperaturas extremas para preservar las semillas.

Un grupo de investigadores planteó esta cuestión al considerar nuestro propio satélite natural como una opción. Un artículo reciente aborda la posibilidad de utilizar las regiones polares de la Luna como biodepósito. El artículo fue publicado en la revista BioScience y considera la preservación de células y organismos que algún día podrían incluso terraformar la Luna.

La Luna

La Tierra tiene un satélite natural ubicado aproximadamente a 380 mil kilómetros de distancia y fue bautizado como Luna. Una de las explicaciones del origen de la Luna se debe a una colisión entre la Tierra y un cuerpo de menor masa. Después de la colisión, fragmentos de la Tierra y de este objeto se unieron para formar nuestro satélite. A pesar de ello, el origen de la Luna sigue siendo un campo de investigación muy activo.

La Luna tiene un impacto directo sobre la Tierra debido a la interacción gravitacional que da origen a las mareas que observamos aquí en el planeta.

Al ser el cuerpo celeste más cercano a nosotros, la Luna ha sido observada y estudiada desde la antigüedad. Además, es el único objeto del Sistema Solar, además de la Tierra, que fue visitado por el ser humano gracias al Apolo 11. Recientemente, distintas empresas de exploración espacial tienen misiones para visitar nuevamente el satélite con otros objetivos científicos y tecnológicos.

Regiones polares de la Luna

Uno de los grandes intereses de los científicos e ingenieros en la exploración espacial es encontrar regiones lunares que puedan servir como base. Para la ciencia, otro lugar es de gran interés, como los casquetes polares de la Luna. Estas regiones no reciben luz solar y ostentan el récord de los lugares más fríos del Sistema Solar si se considera la Nube de Oort.

mapa topográfico de la Luna
Región lunar del sur donde las sondas que orbitan el satélite observan temperaturas extremadamente bajas. Crédito: NASA

Las temperaturas pueden alcanzar valores tan extremos como -246 °C en estas regiones, según registrado por la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter. La propia sonda también confirmó la presencia de agua en forma de hielo en los polos. Debido al frío extremo, estas regiones llaman la atención sobre la posibilidad de ser utilizadas para la conservación, algo que es imposible en condiciones naturales en la Tierra.

La bóveda del fin del mundo

Un ejemplo de este tipo de proyecto es la llamada “bóveda del fin del mundo”, que oficialmente se llama Bóveda Global de Semillas. Se trata de una bóveda ubicada en una de las islas del archipiélago de Svalbard en Noruega. Esta bóveda cuenta con una variedad de semillas originarias de diferentes partes del globo. La idea es que las semillas se conserven en una caja fuerte ubicada en una montaña.

vista de la entrada al banco mundial de semillas
La "bóveda del fin del mundo" se encuentra dentro de una montaña en el norte de Noruega. Crédito: Bóveda Mundial de Semillas de Svalbard.

Como la isla es uno de los lugares más septentrionales del mundo, se encuentra en una región con un frío intenso. Sin embargo, aún con el frío que hace la región, es necesario utilizar equipos que mantengan la temperatura lo suficientemente fría en la caja fuerte. La idea es que la bóveda funcione como una especie de respaldo para garantizar que las semillas no se extingan en una región determinada.

Preservación en la Luna

A partir de la bóveda del fin del mundo, un grupo de investigadores publicó en la revista BioScience la posibilidad de utilizar los polos lunares como fuente de preservación. La idea principal sería utilizar el sitio para construir una base donde se preservarían células y organismos. Lo interesante sería que no necesitaría una fuente de energía para mantener la temperatura ya que la región en sí sería bastante fría.

Este sería un biorepositorio que garantizaría la preservación de diferentes células y organismos importantes para la biodiversidad. Los experimentos realizados con fibroblastos muestran que podrían recuperar su función después de ser congelados. La idea del proyecto sería mantener la biodiversidad que está en riesgo de extinción en la Tierra y servir como respaldo al igual que la “caja fuerte del fin del mundo”.

Terraformación

Otro punto importante del estudio es la posibilidad de que estos organismos y células terraformen la Luna en el futuro. La terraformación es un proceso en el que se modifica un sistema para que pueda albergar vida. Según los autores, traer organismos esenciales al ecosistema de la Tierra podría ser un camino hacia la terraformación de la Luna.

El proyecto aún está en sus inicios y el grupo se centra en estudiar qué grupos de organismos y células llevar, así como la estructura de este laboratorio lunar. Esto se destaca principalmente porque las próximas décadas estarán marcadas por viajes tripulados a la Luna a partir de la misión Artemis, que ya avanza hacia su segunda misión.

Fuentes y referencias de la noticia:

- Hagedorn et al. 2024 Safeguarding Earth's biodiversity by creating a lunar biorepository BioScience