Científicos australianos descubren qué impulsa la formación de olas gigantes
Una expedición a las aguas más australes encontró cuál es la causa detrás de las olas rebeldes y que ocurren con más frecuencia de lo que los científicos habían pensado.
Durante muchos años, las olas gigantes, también conocidas cómo olas rebeldes, poblaron la mitología y el folklore de los marineros y las zonas costeras. Pero cuando el 1° de enero de 1995 una ola de 26 metros de altura chocó contra la plataforma petrolera noruega Draupner, la curiosidad de los científicos hacía este fenómeno se despertó. Desde entonces, estas olas extremas han sido objeto de mucho estudio.
Las olas rebeldes son olas gigantes que pueden ser mucho más altas que las olas circundantes. Son raras, pero pueden ser extremadamente peligrosas para los barcos y la infraestructura costera. Se encuentran entre las fuerzas naturales más poderosas de la Tierra y, como las tendencias globales sugieren que los vientos oceánicos soplarán con más fuerza debido al cambio climático, las olas oceánicas podrían volverse más poderosas.
Hasta ahora, se pensaba que las olas rebeldes se formaban por la interacción no lineal de las olas en el océano. Eran puramente una cuestión estadística: aunque las olas suelen seguir una distribución “normal” o gaussiana, con alturas fuertemente agrupadas alrededor de un promedio, una convergencia fortuita de muchas de esas olas podía producir ocasionalmente una mucho más grande. Con esta nueva investigación, se determinó que esa sola condición no es suficiente.
Este estudio realizado en el Océano Austral, cerca de Antártida y que es conocido por sus fuertes vientos y grandes olas, encontró que el viento puede influir en su formación.
El viento como motor de las olas rebeldes
Con tecnología de vanguardia y una expedición a uno de los rincones oceánicos más turbulentos del planeta, el equipo de investigadores logró una hazaña sin precedentes: capturar imágenes tridimensionales de las olas del océano.
A bordo del rompehielos sudafricano SA Agulhas II, durante la expedición a la Antártida en 2017, desplegaron cámaras estéreo que les permitieron obtener información sobre el comportamiento de las olas en esta remota región.
Lo que descubrieron fue que en un entorno de mar con superposición de varias olas en un mismo momento y lugar, y si permanecen condiciones persistentes de viento, las olas del océano pueden crecer y crecer progresivamente más altas, más largas y más rápidas.
"Los mares agitados y los vientos salvajes de la Antártida pueden provocar que las grandes olas se autoamplifiquen, lo que da como resultado una frecuencia de ondas rebeldes que los científicos habían teorizado durante años, pero que aún no podían verificar en el océano", dijo el profesor Toffoli, uno de los autores del estudio. En teoría, los estudios muestran que estas características podrían aumentar diez veces la probabilidad de que se produzcan olas rebeldes.
Además, la investigación concluyó que es posible predecir la aparición de olas rebeldes en base a los patrones del viento y las mediciones de la superficie del mar. Esta conclusión es significativa, ya que podría ayudar a desarrollar métodos de predicción más precisos para estas olas. Tener la capacidad de prever las olas rebeldes es importante para mejorar la seguridad de la navegación y proteger las estructuras marítimas de posibles daños.
Referencia de la noticia:
Observations of Rogue Seas in the Southern Ocean A. Toffoli, A. Alberello, H., et.all. Phys. Rev. Lett. 132, 154101 – Published 12 April 2024 https://doi.org/10.1103/PhysRevLett.132.154101