Comisión internacional recomienda no usar el IMC y define nuevos criterios para diagnosticar la obesidad
Expertos/as de 75 organizaciones médicas internacionales aseguran que el IMC puede tanto subestimar como sobreestimar el exceso de grasa corporal y proporcionar información inadecuada sobre la salud a nivel individual.
Más de mil millones de personas en el mundo viven con obesidad, una condición que provoca cerca de 5 millones de muertes anualmente, debido a trastornos como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Una de las maneras de diagnosticarla es utilizando el índice masa corporal o IMC –que se calcula utilizando el peso y la altura–, sin embargo, una comisión internacional de expertos/as determinó que ya no es una buena herramienta para hacerlo.
En una publicación de la revista The Lancet Diabetes & Endocrinology, el equipo de 58 especialistas, de 75 organizaciones médicas internacionales –entre quienes también había personas con experiencias de vida con obesidad–, propone una nueva manera de definir y diagnosticarla, ofreciendo un enfoque matizado y argumentando que los métodos actuales no logran captar la complejidad de la enfermedad.
La definición revisada del grupo se centra en cómo el exceso de grasa corporal, una medida llamada adiposidad, afecta al cuerpo, en lugar de basarse únicamente en el IMC. Definen la obesidad como una condición caracterizada por el exceso de adiposidad, “con o sin distribución o función anormal del tejido adiposo, con causas que son multifactoriales y que aún no se comprenden por completo”, sostiene en la publicación.
Definen dos categorías de obesidad
El equipo de especialistas propone dos categorías de obesidad: preclínica y clínica. La primera es un estado de exceso de adiposidad, pero con funcionamiento normal de tejidos y órganos y un riesgo variable, pero aumentado, de desarrollar obesidad clínica y otras enfermedades no transmisibles (como diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, ciertos tipos de cáncer y trastornos mentales.
La obesidad clínica, en tanto, es una enfermedad sistémica crónica caracterizada por alteraciones en la función de los tejidos, órganos, el individuo entero o una combinación de ambos, debido al exceso de adiposidad. “La obesidad clínica puede provocar graves daños en los órganos diana, causando complicaciones que alteran la vida y pueden ponerla en peligro (como ataque cardíaco, accidente cerebrovascular e insuficiencia renal).
De acuerdo a la comisión, la actual forma de medir la obesidad basada en el IMC puede tanto subestimar como sobreestimar la adiposidad y proporcionar información inadecuada sobre la salud a nivel individual.
“Recomendamos que el IMC se utilice solo como una medida sustitutiva del riesgo para la salud a nivel de población, para estudios epidemiológicos o para fines de detección, en lugar de como una medida individual de la salud”, señalan.
El exceso de adiposidad individual, agregan, debe confirmarse mediante la medición directa de la grasa corporal, cuando esté disponible, o al menos un criterio antropométrico (por ejemplo, circunferencia de la cintura, índice cintura-cadera o índice cintura-altura) además del IMC, utilizando métodos validados y puntos de corte apropiados para la edad, el género y la etnia.
Solo en personas con un IMC muy alto (es decir, >40 kg/m2) se puede asumir pragmáticamente un exceso de adiposidad y no se requiere confirmación adicional, sostienen.
Criterios para diagnosticar la obesidad clínica
El diagnóstico de obesidad clínica, según la comisión, requiere la evidencia de la reducción de la función de órganos o tejidos (signos, síntomas o pruebas diagnósticas que muestren anomalías en la función de uno o más tejidos o sistemas de órganos) y/o limitaciones sustanciales de las actividades diarias en la movilidad y otras actividades básicas de la vida diaria (como bañarse, vestirse, ir al baño, continencia y comer).
“Las personas con obesidad clínica deben recibir un tratamiento oportuno y basado en evidencia, con el objetivo de inducir la mejoría (o remisión, cuando sea posible) de las manifestaciones clínicas de la obesidad y prevenir la progresión al daño de los órganos diana”, dicen los especialistas.
Quienes tienen obesidad preclínica, por otro lado, deben recibir asesoramiento sanitario basado en la evidencia, un seguimiento de su estado de salud y, cuando corresponda, una intervención adecuada para reducir el riesgo de desarrollar obesidad clínica y otras enfermedades relacionadas.
La comisión también hizo una llamado a los encargados de formular políticas y a las autoridades sanitarias para que garanticen un acceso adecuado y equitativo a los tratamientos disponibles, basados en la evidencia, para las personas con obesidad clínica, “según corresponda a las personas con una enfermedad crónica y potencialmente mortal”.
Asimismo, sostienen que las estrategias de salud pública para reducir la incidencia y la prevalencia de la obesidad a nivel poblacional deben basarse en la evidencia científica y no en suposiciones no comprobadas que responsabilizan a los individuos por el desarrollo de la obesidad.
“El sesgo y el estigma basados en el peso son obstáculos importantes en los esfuerzos por prevenir y tratar eficazmente la obesidad; los profesionales de la salud y los encargados de la formulación de políticas deben recibir la capacitación adecuada para abordar esta importante cuestión de la obesidad”, enfatizan.
Referencias de esta nota:
The Lancet. Definición y criterios diagnósticos de la obesidad clínica.
Natura. La nueva definición de obesidad deja de lado el IMC para centrarse. en la salud