Con 8,1 millones de muertes en un año, la contaminación del aire ahora es el segundo factor mundial de riesgo de muerte
La contaminación del aire sólo es aventajada por la hipertensión como factor de riesgo de muerte. Se le atribuyen 1 de cada 8 muertes en todo el mundo.
Los institutos de investigación estadounidenses Health Effects Institute (HEI) y el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), publicaron el informe "Estado del aire global" (State of Global Air). En este completo reporte, se detallan los impactos en la salud de la contaminación del aire, que avanzó al segundo lugar, dejando atrás al tabaco y a la desnutrición como factores de riesgo de muerte, y siendo superado sólo por la hipertensión arterial.
El informe, originado en la estimación más reciente de la literatura científica mundial, se refiere al año 2021. Se basa en los últimos datos disponibles del estudio «Carga global de enfermedad», un programa internacional de investigación en epidemiología realizado en 204 países y en el que participan más de 10.000 investigadores.
En el reporte anterior (2022), esta base de datos global permitió a los científicos afirmar que la contaminación del aire había sido la principal responsable de 6.7 millones de muertos en 2019, cifra de referencia tomada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto implica que la contaminación del aire tuvo un aumento de poco más del 20 % en la mortalidad global, sin contar las decenas de millones de personas que viven con enfermedades crónicas debilitantes, lo que ejerce una gran presión sobre los sistemas de salud médica, las economías y las sociedades.
El diminuto asesino
En el reporte se destaca que más del 90 % de estas muertes (7.8 millones) se deben a la contaminación del aire por PM2.5, unas partículas sólidas y líquidas finas que se encuentran en el aire y tienen un diámetro inferior a los 2.5 micrómetros, y que por lo tanto pueden ser ingeridas a través de las vías respiratorias.
Para tener una idea de lo que son 2.5 micrómetros, podemos tomar como referencia un cabello humano: este mide, aproximadamente, 70 micrómetros de diámetro, lo que lo hace 30 veces más grande que la partícula fina más grande.
Entre los contaminantes del aire más peligrosos para la salud pública, destaca a las partículas suspendidas menores a 10 y a 2.5 micrómetros de diámetro (PM10 y PM2.5); el ozono; el dióxido de nitrógeno; el dióxido de azufre y el monóxido de carbono.
Las partículas de PM2.5 son tan diminutas que permanecen en los pulmones y pueden ingresar al torrente sanguíneo, afectando muchos órganos y aumentando los riesgos de enfermedades no transmisibles en adultos como enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes, cáncer de pulmón, y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Según el informe, las PM2.5 son el predictor más consistente y preciso de malos resultados de salud en todo el mundo.
Contaminación del aire y cambio climático
La contaminación del aire por PM2.5 proviene de la quema de combustibles fósiles y biomasa en sectores como el transporte, las viviendas residenciales, las centrales eléctricas que queman carbón, las actividades industriales y los incendios forestales. Estas emisiones no sólo afectan la salud de las personas, sino que también contribuyen a los gases de efecto invernadero que están calentando el planeta. Las poblaciones más vulnerables se ven afectadas de manera desproporcionada tanto por los peligros relacionados con eventos hidrometeorológicos extremos, sino también por el aire contaminado.
Por primera vez, el informe de este año incluye los niveles de exposición y los efectos relacionados con la salud del dióxido de nitrógeno (NO2), incluido el impacto de la exposición al NO2 en el desarrollo del asma infantil. Los gases de escape del tráfico son una fuente importante de NO2, lo que significa que las áreas urbanas densamente pobladas, particularmente en los países de altos ingresos, a menudo experimentan los niveles más altos de exposición al NO2 y de impactos en la salud.
A medida que el mundo continúa calentándose debido a los efectos del cambio climático, las áreas con altos niveles de NO2 pueden esperar ver niveles más altos de ozono, lo que traerá efectos aún mayores para la salud.
Los niños, cada vez más vulnerables
Es la primera vez que este informe está elaborado en colaboración con UNICEF, y se revela que los niños menores de cinco años son especialmente vulnerables, ya que los daños causados por la contaminación del aire pueden comenzar en el útero y tener efectos sobre la salud que pueden durar toda la vida. Por ejemplo, los niños inhalan más aire por kilogramo de peso corporal y absorben más contaminantes en comparación con los adultos mientras sus pulmones, cuerpos y cerebros aún se están desarrollando.
La exposición a la contaminación del aire en niños menores de 5 años está relacionada con la neumonía, responsable de 1 de cada 5 muertes infantiles en todo el mundo, y el asma, la enfermedad respiratoria crónica más común en niños mayores.
Tan sólo en 2021, la exposición a la contaminación del aire se relacionó con más de 700.000 muertes de niños menores de cinco años, lo que la convierte en el segundo factor de riesgo de muerte a nivel mundial para este grupo de edad, después de la desnutrición.
Este tipo de informes contribuye a disminuir las tasas de mortalidad, al promover campañas para ampliar el acceso a energías limpias para cocinar, así como para mejorar el acceso a la atención médica en los países donde las tasas de mortalidad llegan a ser hasta 100 veces mayores a las de sus contrapartes en países de mayores ingresos.