Con la crisis climática, la mayoría de los refugiados ambientales son mujeres y niños
La crisis climática alimenta la escalada de conflictos y migraciones forzadas, en las que la ocurrencia de fenómenos climáticos extremos lleva a las personas, especialmente a las mujeres, a abandonar la región donde viven, convirtiéndose en refugiados ambientales.
La población de refugiados ambientales emigra para escapar de los impactos de fenómenos extremos, como la escasez de recursos naturales, la falta de vivienda, la erosión de las redes de apoyo y la pérdida de medios de subsistencia.
Estos impactos se deben a desastres naturales, como huracanes, inundaciones y sequías, que afectan negativamente la capacidad de las personas para vivir de manera sostenible en sus entornos habituales.
ONU Mujeres
ONU Mujeres es la organización de las Naciones Unidas que desarrolla programas, políticas y estándares para defender los derechos humanos de las mujeres y asegurar su pleno potencial. Según la ONU, el 80% de la población de refugiados ambientales en el mundo está compuesta por mujeres, especialmente mujeres no blancas.
Según ONU Mujeres, para 2050, el cambio climático empujará a 158 millones de mujeres y niñas más a la pobreza y llevará a otros 236 millones de mujeres al hambre.
Sarah Hendriks, directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, dijo que el cambio climático está creando una espiral descendente para las mujeres y las niñas, que necesitamos transformar las economías e integrar los derechos de las mujeres en todos los aspectos de las políticas y las finanzas climáticas.
Las políticas deben priorizar los derechos de las mujeres y otros grupos que enfrentan discriminación, ya que compromete su resiliencia a los impactos climáticos. Las mujeres soportan responsabilidades desproporcionadas de cuidados no remunerados, tienen menos recursos económicos que los hombres y niveles más bajos de alfabetización y acceso a la tecnología. Estas desigualdades se ven aún más exacerbadas por el cambio climático.
Las mujeres son más vulnerables
Debido a las desigualdades económicas, sociales y culturales, las mujeres son más vulnerables en el contexto de inestabilidad climática. En muchas sociedades, son los principales responsables de las tareas domésticas y de recoger agua y alimentos. Con la migración forzada, enfrentan una carga desproporcionada y enfrentan más responsabilidades en la búsqueda de recursos esenciales.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), las mujeres tienden a ser las primeras en sentir los efectos del cambio climático y a recorrer distancias mucho mayores que los hombres para encontrar alimentos.
Son las mujeres las que se enfrentan a mayores niveles de precariedad y vulnerabilidad, ya que solo consiguen los trabajos peor pagados. Sus condiciones de vivienda, educación y salud son las más delicadas y precarias. En situaciones de inundación, por ejemplo, están en casa cuidando a los miembros de la familia. Muchas veces ni siquiera sabrán cómo salvar a los familiares que dependen de ellos, como los ancianos y los niños pequeños.
Solo en 2023, varias regiones del mundo enfrentaron varios casos de eventos extremos, como inundaciones, fuertes lluvias, sequías y olas de calor, lo que dificultó la permanencia en las regiones de algunas comunidades, que se vieron obligadas a trasladarse a otras localidades.
El cambio climático puede aumentar las tasas de violencia de género
En octubre de 2022, la ONU advirtió que el cambio climático podría aumentar las tasas de violencia de género. Las mujeres obligadas a migrar se encuentran entre el grupo más vulnerable, susceptibles a la separación familiar, la falta de acceso a la educación, la salud y la vivienda, el matrimonio infantil, explotación y violencia sexual, especialmente cuando se desplazan entre áreas desconocidas o cuando se los coloca en refugios temporales.
Esta situación se agrava aún más durante desastres naturales como inundaciones, huracanes o sequías, lo que aumenta el riesgo de violencia de género y dificulta la búsqueda de ayuda y protección.