Crononutrición: ¿cómo influye el orden en el que ingerimos los alimentos?
La crononutrición estudia el efecto de la alimentación sobre nuestro sistema circadiano, y esto, en palabras sencillas sería... ¿influye a qué hora comemos cada alimento en nuestro organismo?
Hemos adaptado los horarios de alimentación a nuestro vertiginoso ritmo de vida sin siquiera plantearnos que pueda haber otras opciones (y no sólo a la hora de comer). Muchos estudios se han realizado en torno a la relación de estos horarios y la obesidad, con conclusiones y metodologías muy diferentes.
¿Qué es la crononutrición?
Alain Delabros acuñó ese concepto en 1986 sugiriendo adaptar la alimentación según nuestro “reloj biológico” con la idea de que nuestro organismo responde de una manera diferente a los alimentos dependiendo del horario.
Mucho nos queda por saber del sistema hormonal y qué ocurre en nuestro organismo dependiendo de los diferentes factores. Casi que hay un efecto por cada tipo de persona, así dar conclusiones contundentes es un riesgo que no debemos asumir.
¿Cuál es el orden correcto de comer los alimentos?
La clave no es el orden en el que ingerimos los alimentos, la clave es qué alimentos ingerimos. Si basamos nuestros hábitos en alimentación correcta (frutas, verduras, cereales integrales, legumbres…) el orden en el que te alimentes pasa a un segundo plano. El problema real (y para esto sí hay más evidencias) es mantener horarios regulares tanto de alimentación como de sueño.
Diversos estudios relacionan comer muy tarde (después de las 15:00 h) y cenar muy tarde (después de las 23:00 h) con una menor pérdida de peso. Esto parece estar relacionado mayores niveles de azúcar en sangre cuando comemos o cenamos tarde.
Comida y sueño
Comida y dormir poco son malos amigos. Cuando comemos de forma copiosa por la noche, más aún comida insana, el sueño es menos reparador, dormimos peor. Esto se relaciona con más hambre durante el día y hará que comamos peor, que nos apetezca comida menos sana y a deshoras. Un ciclo difícil de parar (más aún para las personas que trabajan a turnos por la noche). En el fondo, la regularidad, los hábitos, son importantes.
¿Cómo influye el orden en el que ingerimos los alimentos?
Siempre hay un refrán que nos intenta ayudar… “desayunar como rey, comer como un rico, cenar como un mendigo”. También es verdad que se dice “a quien madruga, Dios le ayuda”, y eso no es así. Y de ahí derivan mitos como: no comer hidratos de carbono por la noche haciéndolo extensivo incluso hasta a la fruta. Nos encantan los mensajes simplistas.
Incluso se oye a mucha gente decir “es que he dejado los hidratos por la noche y he adelgazado”. No, lo que has dejado de comer son pizzas, hamburguesas, bocadillos o sándwiches y demás comida insana que tiene hidratos de carbono (y más cosas) por la noche. No es el horario, no son los hidratos, es lo que has comido en ese horario. Los hidratos de carbono también están en las legumbres, cereales integrales…
Del mismo modo, la fruta tiene las mismas calorías por la noche que por la mañana, la cantidad de azúcar que pueda tener es la misma a cualquier hora del día y, si te preocupan las calorías (que no debería, ya que eso está obsoleto: no son las calorías sino la calidad nutricional de los alimentos), te diremos que también se gastan por la noche gracias al metabolismo basal (lo que gasta el organismo por el mero hecho de mantenerse). Ojalá el problema de las cenas fuera la fruta y no los ultraprocesados.
En resumen:
- No es cuántas veces comes, es lo que comes en cada una de ellas.
- Come cuando tengas hambre y hazlo con alimentos saludables.
- Mantén unos buenos hábitos en horario de comidas y sueño.