Cuenta regresiva para el lanzamiento de PACE: el satélite que estudiará el impacto del CO2 en los océanos
La misión de la Nasa saldrá el espacio el próximo martes 6 de febrero. Una vez en órbita, sus datos ayudarán a comprender desde cómo el océano y la atmósfera intercambian dióxido de carbono hasta descifrar el rol de las nubes en el cambio climático.
El azul predominante de los océanos que vemos en las imágenes de la Tierra desde el espacio, en realidad, no es tan azul. No solo se trata del color que distinguimos en el mar por la absorción de la luz blanca que llega del Sol, sino que en los últimos años muchos sectores del océano se están volviendo más verdes, y el cambio climático podría estar detrás de ello.
Esa y otras hipótesis será capaz de comprobar PACE (acrónimo en inglés de Plancton, Aerosoles, Nubes y Ecosistemas oceánicos), la nueva misión de la Nasa que espera ser lanzada durante la madrugada del martes 6 de febrero (03:30 h, hora de Chile), desde Cabo Cañaveral, Florida.
El satélite llevará como sensor principal el llamado Ocean Color Instrument (OCI), un espectrómetro óptico muy avanzado que podrá medir el color del océano desde el ultravioleta hasta el infrarrojo de onda corta, ampliando el registro de datos claves para estudios climáticos.
Jeremy Werdell, oceanógrafo y científico principal del proyecto de la misión PACE.
Mirar el océano y la atmósfera juntos aumentará lo que se sabe de cómo interfieren entre ellos y cómo responden al calentamiento del planeta y al aumento del CO2, entre otras interacciones. La misión podrá también vigilar el impacto de los aerosoles –pequeñas partículas suspendidas en la atmósfera, naturales o de origen humano, como el humo de los incendios o las cenizas de una erupción volcánica–, y estudiar lo que ocurre con las nubes en este periodo de cambios, una de las grandes interrogantes para los científicos del clima.
Estudiar un microorganismo desde el espacio
Al determinar la distribución del fitoplancton, la misión PACE ayudará a evaluar la salud de los océanos. El fitoplancton es un microorganismo clave para la vida en el planeta, pues es la base de la cadena trófica (sostiene al krill, del que se alimentan desde peces hasta aves y docenas de mamíferos marinos), y además captura dióxido de carbono, contribuyendo a mitigar el impacto humano en la atmósfera.
El microorganismo es uno de los que está respondiendo a los cambios en su medioambiente, indica Ivona Cetinić, oceanógrafa del Laboratorio de Ecología Oceánica del centro Goddard de la Nasa. Ello, debido a las modificaciones en las temperaturas, los nutrientes o la disponibilidad de luz solar en el océano. Desde el espacio eso se ve con diferentes tonos, y el nuevo satélite podrá distinguir incluso cambios muy sutiles, lo que permitirá a los científicos estudiar la abundancia y diversidad del fitoplancton desde lejos y a escala global.
El trabajo de PACE tendrá impacto también a nivel económico y social, ya que podrá detectar afloramientos de algas tóxicas, como la marea roja, por ejemplo, responsables de contaminar las pesquerías de mariscos, cerrar playas y matar peces.
Mejores modelos de cambio climático
Monitorear la nubosidad de la Tierra desde el espacio no solo es útil para pronosticar el tiempo. Como las nubes reflejan la luz visible del Sol y pueden atrapar la radiación térmica emitida por nuestro planeta, los cambios en la cobertura y las propiedades de las nubes también pueden afectar el equilibrio energético del planeta, es decir, el balance del calor que entra y sale de este.
Sin embargo, una de las mayores incertidumbres en los modelos climáticos y de forzamiento radiativo en la actualidad es entender el rol que cumplen las nubes en el cambio climático y determinar cómo éste también las puede afectar, por lo que los datos recopilados por PACE serán un insumo invaluable.
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