Del carbón de los asados a las termoeléctricas: ¿de dónde viene el carbón que se usa en Chile?

Aunque está en retirada, debido a su contribución al calentamiento del planeta, el carbón sigue siendo el mineral más explotado y aún no tiene reemplazante para algunos usos. Hoy incluso podría ser utilizado con fines amigables con el medioambiente.

El carbón vegetal tiene hasta tres veces más poder calorífico que la madera de la que proviene.
El carbón vegetal tiene hasta tres veces más poder calorífico que la madera de la que proviene.

El carbón vegetal, ese que seguramente muchos habrán visto o comprado para un asado, no es el mismo que se explota en las minas –carbón mineral–, aunque ambos tienen un alto contenido de CO2 y al quemarse contribuyen a incrementar el efecto invernadero natural del planeta.

El carbón vegetal, utilizado ampliamente para cocinar y calefaccionar, es el producto de la quema incompleta de la madera y se produce al calentar esta materia prima a fuertes temperaturas, generalmente entre 400 y 700 ºC y con un mínimo oxígeno. De esta forma se elimina toda la humedad y los componentes volátiles, por lo que es más eficiente que quemar solo madera.

Este carbón, producido a partir de maderas duras como el algarrobo o el espino, además de otros elementos vegetales, tiene hasta tres veces más poder calorífico que la madera. Se produce, generalmente, en hornos especiales, y se diferencia del carbón mineral, principalmente por su origen.

El carbón mineral también proviene de materia vegetal, pero se produce a partir de un proceso geológico. Las minas de este carbón tienen millones de años de antigüedad, explica Ramón Díaz, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción.

“El carbón mineral puede llegar a tener cientos de millones de años, desde la edad del Carbonífero, hace 300 millones de años aproximadamente. Hay también carbones más modernos, como los que hay aquí en Chile, que tienen aproximadamente en torno a 60 millones de años”, indica el académico.

La particularidad del carbón chileno

El carbón mineral se produce a partir de materia vegetal que sufrió el proceso de diagénesis, es decir, fueron árboles o grandes arbustos que hace millones de años crecieron en zonas de inundación, por lo que paulatinamente fueron quedando enterrados bajo sedimentos.

Los sedimentos que encapsularon esa materia orgánica se fueron transformando en rocas, y en ese medio compactado una serie de bacterias anaerobias, capaces de sobrevivir en ambientes sin oxígeno, ayudaron a descomponerla hasta transformarla en carbón.

Hoy se estudian nuevos usos más sostenibles para el carbón mineral, aunque aún es esencial para algunas industrias contaminantes.
Hoy se estudian nuevos usos más sostenibles para el carbón mineral, aunque aún es esencial para algunas industrias contaminantes.

La cuenca de Arauco, en la Región del Biobío, y Magallanes fueron las zonas en las que más se explotó el carbón en Chile, pero también se hacía en la zona de Valdivia y Osorno y algunas zonas más al norte. Ya a principios de este siglo, la producción industrial en el país comenzó a decaer y hoy son principalmente reductos artesanales, sostiene Ramón Díaz.

“El carbón, aquí en la Región de Biobío, tiene una peculiaridad además, y es que la mayor parte de las capas quedaron enterradas y están bajo el mar. Por eso las minas de Lirquén, Coronel, Lota y Lebu eran minas de subterráneas, pero también submarinas, es decir, explotaban carbón bajo el nivel del nivel del mar”, cuenta.

Los otros usos del carbón mineral

Hoy en día la producción interna se utiliza en la generación de electricidad a partir de termoeléctricas, pero se están investigando otros usos con connotación más sostenible, como la generación de carbón activado para filtros o el uso del carbón leonardita en agricultura.

A nivel mundial, el carbón sigue siendo el mineral que más se produce. Rusia, China, Australia, Colombia y Alemania, entre otros, son grande productores. El mecanismo de explotación, sin embargo, ha variado y hoy se hace principalmente en minas a cielo abierto, mucho más rentables que las subterráneas.

Aunque el mundo está mirando hacia las energías más sostenibles, Ramón Díaz sostiene que es difícil que la producción de carbón acabe pronto.

Todavía no es viable eliminar totalmente el uso del carbón para generar electricidad dado que es algo que se lleva haciendo muchos años y esa transición energética a combustibles menos contaminantes es un proceso lento, no es un proceso que se puede hacer de forma drástica. Además, también se necesita en la producción de acero. El carbón, en ese aspecto, todavía va a seguir siendo utilizado durante durante varios años”, asegura.