El suelo: la fuente de origen de nuestros alimentos
Cada 05 de diciembre se celebra el Día Mundial del Suelo. Este año, se hace con la intención de generar conciencia sobre la importancia de mantener saludables los suelos que tanto nos aportan.
"La historia de cada nación es eventualmente escrita por la forma en la que cuidan de sus suelos", decía el presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt en 1935.
Esta frase, dicha en un contexto mundial bien distinto al actual, sirve para graficar lo importante que debe ser la gobernanza sobre los suelos. Porque el suelo tiene un rol principal en la seguridad alimentaria, seguridad del agua y energética e incluso en la estabilidad del clima.
Nuestra fuente de alimentos
Este año, la campaña del Día Mundial de Suelo, que se celebra cada 05 de diciembre, tiene como título "Los suelos: origen de los alimentos" y busca concienciar sobre la importancia de mantener ecosistemas sanos y el bienestar humano.
Uno de los principales desafíos está en la gestión del suelo, porque al igual que nosotros, los suelos necesitan una cantidad equilibrada de nutrientes para estar saludables. Y si lo suelos están saludables, su capacidad para producir alimentos también lo está.
La pérdida de nutrientes de los suelos en una de las mayores amenazas de la nutrición y la seguridad alimentaria mundial. Según cifras de las Naciones Unidas, en los últimos 70 años, el nivel de vitaminas y nutrientes de los alimentos se ha reducido de manera drástica y se estima que más de 2.000 millones de personas en todo el mundo sufren de deficiencia de micronutrientes.
La degradación y falta de nutrientes significa una disminución en la capacidad de producir alimentos, causando hambre, desnutrición e incluso pobreza. Pero, aunque parezca poco intuitivo, un exceso de nutrientes tampoco es bueno para el suelo y puede producir un ambiente tóxico para las plantas y animales contaminando el medio ambiente.
El suelo y su influencia en el clima
En el clima existen múltiples retroalimentaciones que demuestran lo conectado que está todo en el sistema climático. Si pensamos en la influencia que tiene el clima sobre los suelos nos parece casi obvia la conexión: a mayor precipitación, mayor es la humedad del suelo y, por lo tanto, la vegetación y nutrientes en el suelo también aumentan.
Pero si pensamos en zonas en que la evapotranspiración es grande, como en el Amazonas, la disponibilidad de vapor de agua para generar precipitaciones depende fuertemente de la cantidad de vegetación.
Entonces, si se reduce la cantidad de vegetación se reducirá también la cantidad de vapor de agua y precipitación, provocando que se reduzca aún más la cantidad de vegetación. Este es un proceso de retroalimentación negativa, en que cambios en el suelo afectan al clima ,y esos cambios en el clima afectan nuevamente al suelo.
En el Amazonas, la deforestación acelerada puede provocar cambios en el patrón de precipitaciones local, reduciéndolas, lo que además afectará al clima Sudamericano porque, sin exagerar, todo está conectado.