El bosque encantado de Chile que parece sacado de un cuento y se tiñe de rojo en otoño

En la Reserva Nacional Ñuble, los bosques de Nothofagus transforman el paisaje en un espectáculo de tonos rojizos, hogar de especies únicas y senderos que invitan a perderse en la naturaleza.

Bosque Nothofagus
Creada en 1978, la Reserva Nacional Ñuble se extiende por más de 55 mil hectáreas entre las provincias de Ñuble y Biobío, abrazando la precordillera andina. Créditos imagen: Flora nativa chilena.

A casi 80 kilómetros de Chillán, hay un lugar donde la cordillera se viste de rojo cada otoño. Las hojas crujen bajo los pies, el aire huele a madera y a tierra húmeda, y el bosque —como si tuviera memoria—, cambia de color para recibir el frío.

Así es el espectáculo que ofrece el Bosque de Nothofagus dentro de la Reserva Nacional Ñuble, una de las zonas más biodiversas y menos exploradas del centro-sur de Chile.

Cuando el otoño pinta la cordillera

Este bosque chileno, ubicado en la Reserva de la Biosfera Corredor Nevados de Chillán–Laguna del Laja, es mucho más que una postal para Instagram.

Según datos de Conaf, es un refugio crucial para el huemul, el ciervo más emblemático de Chile, y un santuario de biodiversidad con 630 especies de flora y 97 de aves.

Los Nothofagus, árboles resistentes al frío y al viento, son los protagonistas de este ecosistema. En otoño, las lengas —nombre común de este árbol—, tiñen el paisaje de rojo, pero su importancia va más allá de lo visual.

Estos árboles regulan las cuencas hidrográficas y protegen especies amenazadas como el cóndor y el carpintero negro.

Los Nothofagus son verdaderos ingenieros ecológicos. Sus raíces previenen la erosión, mientras su follaje ofrece refugio a la fauna local. Cada ejemplar cumple un rol en este frágil equilibrio natural.

Un refugio para los que luchan por sobrevivir

Nuestro emblemático huemul no es el único que lucha por sobrevivir en estos bosques: también albergan al puma, la vizcacha y aves como el halcón peregrino.

Pero la estrella botánica es el hualo (Nothofagus glauca), un roble endémico de Chile central que alguna vez cubrió 900 mil hectáreas—equivalente a casi tres veces el área metropolitana de Santiago—y hoy resiste en menos del 20% de su territorio original, un espacio similar a la mitad del Gran Concepción.

Su madera, históricamente explotada para leña y carbón, lo ha llevado al borde de la extinción, convirtiéndolo en un símbolo de la fragilidad de los bosques nativos chilenos.

Conectar con la naturaleza responsablemente

La Reserva Nacional Ñuble ofrece un espectáculo para los ojos y un espacio de conexión con la naturaleza.

Sendero Reserva Nacional Ñuble
Sus senderos bien señalizados invitan a explorar sus rincones, desde miradores con vistas panorámicas hasta áreas de camping y merienda para disfrutar de un descanso en medio del bosque. Créditos imagen: My guide Chile.

Para llegar, se requiere vehículo 4x4 o disposición para caminar los últimos 8 km de camino ripiado. Las normas son estrictas: no se permiten mascotas ni fogatas fuera de los sitios designados, y los visitantes deben llevarse toda su basura.

El Bosque de Nothofagus en Ñuble no necesita hadas ni duendes para parecer encantado. Basta con sus tonos rojos de otoño, su silencio montañoso y su biodiversidad para recordarnos que la naturaleza aún tiene capítulos por escribir. Solo falta que sepamos leerlos —y protegerlos—, antes de que se conviertan en historia.

Referencias de la noticia

- Muñoz F. et al. (2013). Composición, estructura y diversidad de poblaciones de nothofagus glauca ubicadas en la zona mediterraneade Chile. Gayana Botánica.

- Conaf. Reserva Nacional Ñuble. Ficha publicada en la web de la institución.