El Palacio de Versalles, ¿nueva víctima del calentamiento global?
El Palacio de Versalles, símbolo de la grandeza de la monarquía francesa, se enfrenta hoy a un gran desafío: el calentamiento global. Los efectos de estos últimos, se hacen sentir en los jardines y edificios de la finca, poniendo en peligro su conservación.
Los impactos del cambio climático no perdonan a los monumentos históricos: a pesar de sus 400 años de historia, el Palacio de Versalles sufre cada vez más los efectos del aumento de las temperaturas, los episodios de sequía y la insolación.
Para hacer frente a esto, se ha puesto en marcha un programa de investigación en colaboración con otras cuatro instituciones europeas. Su objetivo es evaluar las consecuencias del cambio climático en las colecciones y decoraciones de las residencias históricas, así como proponer soluciones concretas para preservarlas.
Un impacto directo en las obras y las decoraciones.
Los efectos del calentamiento global sobre los monumentos históricos son múltiples. En Versalles, a pesar de un clima que sigue siendo más templado que en el sur de Francia, el aumento de las temperaturas y la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos tienen un impacto directo en la vegetación y la estructura de los edificios históricos.
Por ejemplo, los árboles del parque están sujetos a un estrés hídrico más frecuente, lo que debilita su salud y puede provocar su muerte. Las fachadas de piedra y las esculturas también se ven afectadas por la erosión, debido a la lluvia ácida, fenómeno amplificado por la contaminación del aire.
Ante estos desafíos, los responsables de la gestión del Palacio de Versalles han puesto en marcha medidas para preservar este patrimonio excepcional como programas de restauración para reparar la degradación causada por el tiempo y el clima. Mientras, se llevan a cabo reforestaciones y adecuaciones de espacios verdes para fortalecer la resiliencia de la vegetación ante las condiciones climáticas cambiantes.
Un nuevo programa de investigación
Además de estas medidas de “reacción”, hace unos meses se puso en marcha un proyecto de investigación a más largo plazo para evaluar en profundidad las consecuencias del cambio climático en las colecciones y la decoración del castillo. El objetivo es también proponer soluciones concretas para preservar el patrimonio, al mismo tiempo que se controla el consumo de energía.
Este programa de investigación titulado EPICO (Protocolo Europeo en Conservación Preventiva) tendrá una duración de tres años y finalizará en 2025, con la propuesta de una carta de buenas prácticas para preservar castillos y museos de los efectos del calentamiento global.
Entre las expectativas de este programa está, por ejemplo, una mejor comprensión de cómo el calor y la luz alteran las superficies de los materiales y las decoraciones. Para ello se han colocado sensores de humedad, temperatura y polvo en varias estancias del castillo.
Este método de diagnóstico desarrollado por el programa EPICO, ha sido probado desde 2015 en castillos de cinco países europeos: Portugal, Alemania, Italia, Polonia y Francia. En 2018, el programa incluso ganó los Premios Grand Prix Europa Nostra en la categoría de investigación, lo que confirma que el método es “una poderosa herramienta para la preservación del patrimonio europeo”.
Si este programa es muy importante para entender mejor los efectos del calentamiento global, también es necesario siempre concienciar a los visitantes del papel que pueden jugar en su mitigación. Iniciativas como la promoción del transporte público y el uso de modos de transporte menos contaminante, pueden contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas al turismo.