El Rey de Los Andes: conoce más sobre el cóndor, un ave de importancia cultural y ecológica
Desde el extremo norte al sur de Chile, esta importante especie que recorre los cielos andinos es considerada como monumento natural. Te contamos más sobre ella en esta nota.
En los vastos cielos de Chile, se alza con imponente majestuosidad el cóndor andino (Vultur gryphus), una de las aves más emblemáticas y representativas de la fauna chilena. Tal es su importancia que incluso es figura de nuestro escudo patrio.
El cóndor es un ave rapaz, de presa o de rapiña, es decir, que su alimentación se basa en animales muertos. Y aunque suena a un hábito poco higiénico o saludable, es una de las principales características que hacen a esta ave fundamental para el equilibrio del ecosistema donde viven, ya te explicaremos porqué.
Un gigante de Los Andes
Si te has topado con el majestuoso cóndor, ya sea por casualidad o porque te gusta el avistamiento de aves, seguramente has quedado impresionado por su tamaño ya que son considerados como el ave voladora más grande del mundo.
Quienes lo han avistado o han trabajado con cóndores en reservas destacan que son de ojos muy expresivos. Otra de sus inconfundibles características es su pico ganchudo, grande y fuerte que le permite romper el cuero de los animales y triturar sus huesos. Si bien esto suena algo intimidante y su imagen mientras vuela resulta majestuosa, en tierra se desplaza con lentitud y torpeza.
Más allá de nuestra angosta y larga faja de tierra
Aunque el cóndor está en nuestro escudo nacional y lo sentimos más chileno que los porotos, la verdad es que es una especie que habita un largo territorio en América del Sur.
Según la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC), el cóndor vive desde Venezuela y Colombia al norte, pasando por Ecuador, Perú y Bolivia hasta Chile y Argentina.
El cóndor juega un papel fundamental en el equilibrio ecológico de todo este “imperio montañoso” de Los Andes. Al preferir animales muertos para su alimentación –conocido también como carroña–, se le conoce también como el ave “que limpia”. Esto evita la proliferación de bacterias que pueden generar enfermedades.
Un monumento natural y un ejemplo de crianza responsable
Estar en el escudo no es gesto suficiente para relevar la importancia que juega el cóndor como especie de Los Andes. El Estado de Chile quiso ir más allá y el año 2006 se publicó un decreto para declarar a esta especie como monumento natural.
Una de las posibles razones por la que la población del cóndor no es tan grande –entre otras como la práctica ilegal de control de especies predadoras–, es su baja tasa de reproducción.
Las “prácticas nupciales” de los cóndores se dan solo cada dos años. Llegados los meses de agosto y septiembre, el macho realiza una danza en tierra para llamar la atención de su pareja. La hembra anida en cuevas o acantilados y la cría nace después de 50 días.
Luego, en un ejemplo notable de responsabilidad parental, ambos cuidan de su cría hasta que ésta cumple 5 años o más y se transforma en un ave adulta e independiente. Ese es el momento en el que decide separarse de sus padres.
¿Y si me encuentro con un cóndor?
Para aquellos afortunados viajeros que tienen la oportunidad de explorar las áreas de reserva o visitar lugares en los que el cóndor chileno puede ser avistado, es crucial actuar con responsabilidad y respeto hacia estas aves y su hábitat. Aquí hay algunas pautas a seguir:
- Mantente la distancia, es fundamental no perturbar a los cóndores en su entorno natural, disfruta de la majestuosidad desde una distancia segura.
- Evita alimentarlos, esto puede tener consecuencias negativas para su salud y comportamiento.
- No dejes basura, la conservación del hábitat es esencial para la supervivencia de estas aves, y dejar basura puede tener impactos negativos en su entorno.
- Si ves que el cóndor está herido o muestra señales de dificultad para moverse, contacta al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) al número +562 23451100.
El cóndor no solo es una maravilla de la naturaleza, sino también un indicador de la salud de los ecosistemas andinos. Al respetar y proteger a estas majestuosas aves, contribuimos a la conservación de la biodiversidad y al mantenimiento del equilibrio ecológico en esta región única de Chile.