El sorprendente lago suspendido sobre el océano, ¿dónde se encuentra?

En las Islas Feroe, un archipiélago situado a mitad de camino entre Escocia e Islandia que forma parte del territorio de Dinamarca, hay un lago de más de tres kilómetros cuadrados que parece suspendido sobre el océano. Se trata de Sørvágsvatn, el mayor lago de las Islas Feroe, conocido como "el lago sobre el océano".

Cuando se observa desde ciertas ubicaciones, se produce una ilusión óptica especial que hace que parezca estar suspendido sobre el océano Atlántico. El paisaje de esta cuenca, situada a unos cientos de metros de la costa rocosa, es realmente único, porque la masa de agua parece estar situada a cierta altura por encima de las olas. Se cierne sobre los acantilados rocosos de la isla.

¿El lago está realmente suspendido sobre el océano?

La ilusión óptica amplifica el fenómeno, pero en realidad el lago está realmente unos 40 metros por encima del nivel del mar. Debido a la particular geomorfología de la zona, esta masa de agua carece de importantes salidas directas al mar, que de otro modo la vaciarían.

La única salida es la imponente cascada de Bøsdalafossur, con la que el lago desemboca en el océano. Sin embargo, el vaciado es sólo parcial, y el lago conserva la mayor parte de su reserva de agua.

¿Dónde se encuentra este espectacular lugar?

Para admirar este espectacular paisaje, hay que ir al archipiélago danés de las Islas Feroe, a la isla de Vágar, la más occidental y con una superficie de unos 176 kilómetros cuadrados y con cerca de 3.000 habitantes.

Las Islas Feroe son un destino popular para los amantes de una naturaleza poco alterada aún por la intervención humana, una tierra moldeada principalmente por la actividad volcánica y los glaciares, muy rocosa, donde predominan los acantilados escarpados.

El punto más alto está a casi 900 metros sobre el nivel del mar. El archipiélago consta de 18 islas, habitadas por unas 50.000 personas en total, y está situado en el Atlántico Norte, a medio camino entre Islandia y Escocia. El clima es oceánico subpolar, aunque es importante la influencia de la corriente del Atlántico Norte, que mitiga la crudeza de los inviernos.