Escuelas y calidad del aire: ¿cómo son los espacios donde los niños se educan y qué se debería cambiar?
La calidad del aire en las escuelas es fundamental para la salud y el rendimiento académico de los estudiantes, pero enfrenta negligencia política y social a nivel internacional. ¡Descubre más aquí!
¿Te has preguntado cómo es la calidad del aire que los niños y niñas de las escuelas respiran en los colegios? En el cuarto año después del inicio de la pandemia de COVID-19, y con nuevos peaks de la enfermedad surgiendo desde finales del verano, muchas escuelas aún no han implementado medidas efectivas para garantizar que se cumplan los mejores estándares de calidad del aire en los espacios interiores para los estudiantes, profesores y personal. Esta inercia resulta especialmente preocupante en un contexto en el que el virus SARS-CoV-2 y otros patógenos siguen circulando por el aire, representando una amenaza constante para la salud pública.
Problema ignorado en las escuelas con impactos en la salud infantil y el rendimiento académico
La calidad del aire en el interior debe ser una garantía, al igual que el agua potable. Sin embargo, a pesar de ser esencial para la salud, se han tomado pocas medidas para garantizar que el aire de las escuelas sea seguro para respirar.
Además, los riesgos van mucho más allá del SARS-CoV-2. Los estudiantes en las escuelas están expuestos a una variedad de peligros, como virus respiratorios, esporas de moho, compuestos químicos liberados por los plásticos, contaminación del tráfico y alérgenos que pueden agravar afecciones como el asma. Estas situaciones son la causa de más ausencias escolares, especialmente entre los niños y en los países en desarrollo.
Pero no es apenas esto. Joseph Allen, director del Programa de Edificios Saludables de la Escuela de Salud Pública de Harvard, señala que las normas de calidad del aire interior en Estados Unidos han quedado obsoletas desde los años 1970, cuando el principal objetivo era la protección contra el humo del tabaco. De hecho, sostiene que es urgente actualizar estos estándares, reconociendo, sin embargo, que este proceso podría llevar años o incluso décadas.
La ausencia de datos claros sobre la calidad del aire en las escuelas dificulta evaluar lo que se ha hecho para mejorar las condiciones interiores. Por ejemplo, aunque hay fondos disponibles para mejorar los sistemas de ventilación y filtración de aire, una encuesta realizada en 2022 por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDPC) en Estados Unidos reveló que solo la mitad de las escuelas han adoptado medidas simples, como abriendo ventanas o usando ventiladores, y aún menos invirtieron en modernizar los sistemas de ventilación.
Mejorar la calidad del aire en las escuelas es imperativo para la salud pública
Los beneficios de mejorar la calidad del aire en las escuelas son múltiples y de gran alcance. Los estudios indican que mejores condiciones de ventilación se asocian con mejores resultados académicos y un mejor desempeño en el trabajo.
En la práctica, garantizar que el aire esté limpio en los pasillos escolares no es tan difícil. Si nos remontamos al siglo XIX, los sanatorios de tuberculosos utilizaban puertas y ventanas abiertas para evitar la transmisión de la enfermedad. Hoy en día, los sistemas modernos de calefacción, ventilación y aire acondicionado pueden ser muy eficaces para purificar el aire, siempre que se instalen y mantengan correctamente.
Sin embargo, la apatía política y la fatiga pandémica han provocado una falta general de interés en mejorar la calidad del aire. Los hospitales ya no están abrumados por los casos de COVID-19 y la mayoría de los padres no exigen garantías de seguridad frente al virus.
En este sentido, es imprescindible crear un esfuerzo legislativo internacional y europeo para lograr cambios significativos.
Los formuladores de políticas, a nivel local y nacional, deben reconocer la importancia de este problema, ayudando a las personas a comprender la importancia de la calidad del aire que respiran. Al igual como se hizo con el agua potable, podemos y debemos garantizar un aire limpio para todos.