Esta fruta se está volviendo muy popular en Europa, pero su cultivo genera varios problemas de sostenibilidad ambiental
El cultivo de la palta, una fruta tropical cuyo consumo es cada vez más popular en Europa, está poniendo de relieve una serie de cuestiones de sostenibilidad medioambiental.
En los últimos años, en Italia, se está produciendo un crecimiento explosivo del consumo de paltas o aguacates, que se ha convertido en todos los aspectos en uno de los "superalimentos" más populares y de moda. Este aumento en el consumo de aguacate también fue certificado recientemente por la WAO-Organización Mundial del Aguacate.
El consumo de esta fruta también está aumentando con fuerza en otros países de Europa, donde se ha popularizado por la facilidad con la que combina con otras verduras en ensaladas y otros platos, por su versatilidad y por sus cualidades, a partir de fibra, vitaminas y minerales, su aporte de 'grasas saludables', y su uso cada vez más masivo en restaurantes.
Esta fruta, cuyo consumo aumenta cada año en Europa, plantea sin embargo una serie de problemas medioambientales. En primer lugar, por su origen, en su mayoría todavía de países con climas tropicales o subtropicales lejanos, como México, República Dominicana, Perú, Indonesia, por lo que requieren transporte a largas distancias y por tanto con mayores emisiones de CO2.
En segundo lugar, es un árbol que requiere mucha agua para su crecimiento y productividad, lo que genera estrés hídrico local si se cultiva en zonas donde las precipitaciones son escasas y donde los acuíferos ya están sobreexplotados.
El cultivo de aguacate, un problema de sostenibilidad
El problema del transporte podría reducirse con el cultivo en suelo europeo, que está creciendo en los últimos años en países del sur de Europa como España, pero también en el sur de Italia. El cultivo de la palta en el continente europeo elimina el problema del transporte intercontinental, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, el segundo problema de sostenibilidad persiste: el del agua. Hace unas semanas, la asociación ecologista española 'Ecologistas en Acción' presentó un informe sobre el cultivo del aguacate en el sur de España, en concreto en las provincias de Málaga y Granada, donde se ha producido un auténtico auge en los últimos años, impulsado por la creciente popularidad que está teniendo esta fruta entre los españoles.
Según el informe, los crecientes cultivos de aguacate están provocando estrés hídrico, proliferación de pozos ilegales, peor gestión del agua en una zona crónicamente afectada por la sequía y degradación del suelo. Alrededor del 40% de las hectáreas de regadío de la Axarquía malagueña son ilegales, según el estudio, y el cultivo de este árbol tropical se está expandiendo de forma insostenible.
Para satisfacer la creciente demanda de agua, algunos agricultores han construido pozos ilegales, y el impacto en los acuíferos se está sintiendo, explica el diario español El País en un reportaje titulado "La huella del aguacate en Málaga y Granada".