Estos son los cambios fisiológicos y anatómicos más comunes asociados al envejecimiento
Las alteraciones biológicas asociadas al proceso del envejecimiento no siempre coinciden con nuestra edad cronológica. Te explicamos cuáles son y cómo conseguir ralentizar su aparición y avance para prolongar la juventud.
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Si alguna vez te has preguntado cuándo se comienza a envejecer, la ciencia tiene ya la respuesta y puede que te parezca sorprendente. Pero, tranquilidad, porque la edad cronológica de un individuo, la que está marcada por su fecha de nacimiento, no tiene por qué coincidir con la edad biológica, que es la que determina el grado de conservación y deterioro de los órganos y sistemas del cuerpo, es decir, su estado funcional real.
La mayoría de las funciones biológicas alcanzan su apogeo en torno a los 34 años de vida. A partir de ese momento, empezarán a descender progresivamente. A esa edad, según un estudio de la Universidad de Stanford (California), ya se dan cambios notables en proteínas algunas vinculadas al proceso de envejecer.
Sin embargo, el fin de nuestra juventud biológica depende de mucho más que de una fecha marcada en el calendario. La buena noticia es que se puede alterar y aquí vamos a darte las claves de cómo lograrlo.
Así cambiamos con la edad
Pero antes, repasemos cómo el paso del tiempo modifica la anatomía (la estructura) y la fisiología (el funcionamiento) de nuestro cuerpo.
Piel y músculos
La aparición de arrugas obedece al adelgazamiento de la dermis y a la pérdida de irrigación sanguínea. La piel se vuelve más fina, más seca y menos elástica por la pérdida de colágeno y elastina. También disminuye la velocidad de crecimiento de uñas y del cabello, así como la capacidad funcional de los melanocitos, lo que causa la aparición de las canas. Aparecen los léntigos seniles en zonas fotoexpuestas de forma crónica, como manos, rostro u hombros.
Envejecimiento de la piel: el papel de la interleucina-17
— Fissac (@Fissac_es) October 9, 2023
El envejecimiento se define como un declive o pérdida de la capacidad de adaptación a los cambios a lo largo del tiempo, causando un deterioro progresivo de la integridad del organismo y de sus funciones. Uno de los pic.twitter.com/kRYeGRx2jV
En cuanto a los músculos, es probable que a los 80 años se haya perdido hasta un 40% de masa muscular, que es la que proporciona la fuerza y la resistencia para mover el cuerpo y soportar el peso. Los tendones y ligamentos también se vuelven más rígidos y quebradizos. La pérdida del líquido de las articulaciones ocasiona la fricción de los cartílagos, especialmente en rodillas y caderas, lo que causa la artrosis.
Estatura
La compactación de los discos intervertebrales (que produce la curvatura de la columna), el aumento de la flexión de caderas y rodillas y el aplanamiento del arco del pie ocasionan que, a partir de los 40, comience a perderse 1,25 mm de altura por año.
Por regla general, una persona de 80 años medirá 5 cm menos que cuando tenía 30. Sus extremidades parecerán más largas en comparación con el tronco acortado porque huesos como el fémur o el húmero no cambian de longitud, aunque sí sufren una pérdida de mineralización.
Esqueleto
Con los años disminuye la densidad de los huesos, que se vuelven menos resistentes frente a los traumatismos. Es la conocida como osteoporosis, que afecta en mayor grado a las mujeres porque su cantidad de masa ósea suele ser inferior a la de los varones y porque la menopausia acelera este proceso.
Sistema nervioso
A partir de los 45 años el peso del cerebro comienza a disminuir por una pérdida selectiva de neuronas, por ejemplo en el hipocampo, responsable de la generación y recuperación de recuerdos, y donde disminuyen un 5% cada diez años. Además, las neuronas pueden comenzar a transmitir mensajes más lentamente que en el pasado.
Vista y oído
En lo que respecta a la vista, se produce la atrofia de los tejidos periorbitales, que provoca la caída del parpado superior y la eversión (vuelta hacia afuera) del parpado inferior. El iris se vuelve más rígido, la pupila más pequeña y la lente se amarillea por la oxidación de triptófano, un aminoácido esencial. La opacidad del cristalino produce las conocidas como cataratas.
Seguro que os suenan las cataratas, pero no caéis en qué es la degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Es la primera causa de ceguera en mayores de 50 años. Lo padecen un 25% de las personas mayores de 75 años, unas 800.000 personas en España #MuchoPorVer Dentro hilo pic.twitter.com/a3fo6YdN4m
— América Valenzuela (@A_Valenzuela) December 2, 2020
Por otra parte, en el oído hay un engrosamiento del tímpano, alteraciones de las articulaciones de la cadena de huesecillos y disminución de células de Corti y de neuronas cocleares, son las responsables de la pérdida auditiva asociada a la edad.
Sistema cardiovascular
Aumenta levemente el tamaño de la aurícula izquierda, los vasos sanguíneos se vuelven más rígidos e irregulares y la arteria aorta se dilata. La consecuencia es que el corazón ya no tiene la capacidad de latir tan rápido ante un sobre esfuerzo físico o una situación de estrés que cuando era más joven.
Sistema respiratorio
Disminuye la superficie alveolar. Además, la calcificación de las articulaciones de costillas y esternón vuelve más rígido el tórax.
¡El #ejercicio es clave para un #envejecimiento saludable!
— Antonio García-Hermoso (@a_garciahermoso) October 16, 2023
Aumenta la actividad de la telomerasa, protegiendo nuestro genoma y promoviendo la supervivencia celular https://t.co/cvU6Tm1CVC pic.twitter.com/8j9FXh4Zwh
Como también ha disminuido la musculatura intercostal, hay menor eficiencia respiratoria.
Sistema renal
La pérdida en la corteza renal de nefronas, responsables de la filtración de la sangre, produce una disminución de su función que puede alcanzar hasta un 30% a los 80 años de edad.
Sistema gastrointestinal
Las encías se atrofian provocando la exposición del cemento de los dientes y haciendo más vulnerables a las caries y la pérdida de piezas. Los cambios musculares del esófago alteran la deglución. Aumenta el reflujo de contenido gástrico y la digestión se vuelve más lenta, lo que origina distensión abdominal y necesidad de eructar.
Alteración de los ritmos fisiológicos
Se produce una alteración del ciclo del sueño que conduce a la somnolencia diurna y al insomnio durante la noche.
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Homeostasis
En la vejez, la pérdida de grasa corporal deriva en una peor autorregulación de la temperatura, haciéndonos más sensibles a los cambios térmicos. Además, la menor capacidad de vasodilatación dificulta la capacidad para sudar, necesaria para reducir la temperatura del cuerpo en situaciones de calor. También empeora la regulación del agua corporal, lo que causa una menor sensación de sed, que eleva el riesgo de deshidratación.
Barreras de defensa
La disminución de acidez de la piel altera la flora bacteriana. Eso, junto al adelgazamiento de la dermis, que facilita pequeñas erosiones, permite que ciertos microorganismos se adhieran a su superficie, favoreciendo las infecciones.
Lo mismo sucede en la vejiga y en los bronquios donde, la menor producción de moco ópera del mismo modo. En general, la producción de anticuerpos está disminuida, lo que dificulta la respuesta inmune frente a las enfermedades.
Cómo prolongar la juventud biológica
El envejecimiento es un proceso fundamentalmente individual, y aunque está condicionado por factores genéticos y de salud, también es posible modificarlo atendiendo al estilo de vida. Las claves para prolongar la juventud son una alimentación saludable, beber abundante agua, cuidar la higiene del sueño, hacer ejercicio físico con regularidad, reducir el estrés, establecer relaciones sanas y positivas y mantener una actitud positiva.
Al fin y al cabo, como decía el célebre intérprete francés Maurice Chevalier, "la vejez, después de todo, no es tan fea si se piensa cuál es la alternativa".