OMM alerta sobre fenómenos extremos en el último medio siglo
En el informe recientemente publicado por la OMM se dio a conocer que los desastres provocados por eventos meteorológicos, hidrológicos y climáticos se han quintuplicado en los últimos 50 años. Conoce aquí los datos que avalan este documento y qué se hace para mitigar el impacto de estos fenómenos.
El pasado miércoles se dio a conocer un exhaustivo informe realizado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) con la colaboración de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el que se exponen las estadísticas de los fenómenos naturales extremos acaecidos en las últimas 5 décadas y su impacto en el ámbito socioeconómico en los países y regiones afectadas.
El documento “Atlas de la OMM sobre mortalidad y pérdidas económicas debidas a fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos (1970-2019)”, evidencia el alarmante crecimiento de estos eventos durante el referido periodo, contabilizándose unos 11.000 desastres que ocasionaron más de 2 millones de víctimas mortales y daños materiales por 3,64 billones de dólares. Las estadísticas del Atlas proceden fundamentalmente de la Events Database (EM-DAT) del Centro para las Investigaciones sobre la Epidemiología de Desastres (CRED).
El informe revela que en los años comprendidos entre 1970 y 2019, la mitad de todos los desastres ocurridos en el mundo fueron causados por fenómenos asociados a eventos meteorológicos y a factores climatológicos.
Algunos datos alarmantes
En el período estudiado la mayor cantidad de muertes por desastres a nivel global, fueron causadas por las sequías (650.000), tormentas (577.232), crecidas de ríos (58.700) y temperaturas extremas (55.736). No obstante se aprecia una reducción de las víctimas fatales por desastres naturales, que en la década de los años 70 promediaban diariamente unas 170, y que actualmente están en el orden de 40.
Sin embargo, las pérdidas económicas por fenómenos naturales extremos han aumentado. Entre 1970 y 1979 ascendían a 49 millones de dólares como promedio cada día, y en la última década se calculan unos 383 millones diariamente. De todos los fenómenos meteorológicos las tormentas son las responsables de las mayores pérdidas. Los huracanes Harvey, María e Irma, todos ocurridos en 2017, causaron grandes daños en la economía de los países a los que afectaron, y representaron el 35% del total de las pérdidas registradas en los 50 años que se estudian.
Al presentar el informe el Secretario General de la OMM, profesor Petteri Taalas, afirmó que los episodios extremos que estamos viviendo están directamente relacionados con el cambio climático y serán cada vez más frecuentes y graves en muchas partes del mundo.
La información revelada en el Atlas nos permite también comprender lo sucedido en el último medio siglo en las diferentes regiones geográficas. En América del Sur las inundaciones representaron el 59% de los eventos reportados y fueron responsables del 77% del total de pérdidas de vidas humanas y del 58% de los daños a las economías regionales.
Desastres naturales vinculados al agua son los que causan más pérdidas.
Sin embargo, en Europa a las olas de calor extremo se atribuyen el 93% de las pérdidas humanas en el periodo estudiado, y sólo entre 2003 y 2010 cobraron 127.946 vidas. Las inundaciones súbitas y las tormentas también están comprendidas en las 1.672 catástrofes registradas en territorio europeo.
Las tormentas fueron el 54% y las inundaciones el 31% de todas las catástrofes registradas en América del Norte entre 1970 y 2019, período en que los daños económicos totales ascendieron a 1,7 billones de dólares y se lamentó el fallecimiento de 74.839 personas.
No todo está perdido
Se hizo un llamado a reforzar los mecanismos internacionales de financiación para el desarrollo de estrategias nacionales en la prevención, así como en el enfrentamiento de las consecuencias de los eventos extremos, favoreciendo a los países menos desarrollados.
La OMM también instó a sus miembros a formular políticas integradas y proactivas para el enfrentamiento de la sequía y otros fenómenos antropogénicos de evolución lenta.
Entender el pasado y prepararnos para un futuro donde cada vez serán más los fenómenos extremos, es sólo una mirada del problema que enfrenta la humanidad. Trabajar por la disminución de los agentes contaminantes que están acelerando el cambio climático debía ser una alternativa imperativa y prioritaria.