Horario de verano en Chile: ¿cómo preparase para el cambio de hora?
El próximo sábado 07 de septiembre, en gran parte del territorio nacional, los relojes deberán adelantarse una hora. De acuerdo a especialistas, el cambio tiene efectos negativos en la población, pero hay formas de mitigarlos.
Cada año, a excepción de la Región de Magallanes y la Antártica Chilena, vivimos dos modificaciones en el horario para aprovechar mejor la luz del día, y así ahorrar energía. El próximo ajuste, con el que Chile deja su horario estándar UTC-4 y pasa al UTC-3, se producirá a medianoche del sábado 07 de septiembre, cuando los relojes deberán adelantarse una hora.
El cambio al horario de verano –que durará hasta la primera semana de abril de 2025– es el que mayores impactos negativos tiene, sostiene la doctora María Fernanda Gómez, neuróloga del Centro del Sueño de UC Christus.
“Sabemos que el cambio de hora que ocurre en septiembre tiene un impacto negativo en toda la población. Este cambio aumenta la posibilidad de cometer errores en el trabajo, por ejemplo, en un 18%. Aumenta los accidentes de tránsito en un 6%, aumentan los marcadores de inflamación y el riesgo cardiovascular. De hecho, los lunes después de este cambio de hora hay más infartos al corazón”, sostiene.
De acuerdo a la especialista, quienes sufren un impacto mayor son aquellas personas que ya tienen un trastorno del sueño de base, como el insomnio, ya que estos cambios en el reloj biológico pueden empeorar sus síntomas.
El cambio más difícil de asimilar
“Este cambio de hora es un poco más difícil que el que ocurre en invierno, porque este nos deja desalineado el reloj biológico, ya que tenemos menos luz en la mañana para despertar y más luz en la tarde cuando deberíamos tener oscuridad para poder dormir”, explica la neuróloga.
Adaptarse puede durar hasta 2 o 3 días. Aunque, en general, el cerebro puede compensar una hora diaria más o menos, es más lento en aquellos que ya sufren un trastorno del sueño. Esto, porque, con el cambio es posible tener un poco de insomnio en la noche y más dificultades para despertar y funcionar por la mañana.
Los grupos extremos, niños, adultos mayores, además de los adolescentes, son los que pueden tener mayores dificultades para adaptarse. “Puede ser complejo conciliar el sueño, lo que podría llevar a cambios conductuales y neurocognitivos como, por ejemplo, que les cueste más concentrarse a los niños y que su nivel de alerta sea más bajo en algunos momentos del día, mostrándose más somnolientos”, sostiene Andrea Mira, directora de la Escuela de Terapia Ocupacional de la Universidad Andrés Bello.
“Sin embargo, es importante reconocer que este horario también trae beneficios, como el poder aprovechar más los espacios abiertos, como parques, plazas, entre otros. El disfrutar de una tarde al aire libre, donde los niños puedan jugar y moverse, los podría ayudar a conciliar de forma más fácil el sueño”, agrega.
Consejos para prepararse para el cambio
De acuerdo a Andrea Mira, en los niños es importante mantener una rutina que sea predecible, por ejemplo: llegar del colegio, salir a jugar, volver a la casa y seguir con las actividades de la vida diaria, como preparar el día siguiente de colegio. “De esta forma bajarán su nivel de actividad, lo que les ayudará a conciliar el sueño”, indica.
La doctora Gómez agrega que, en general, puede ayudar partir modificando la hora en los dispositivos desde el viernes anterior para tener el fin de semana de adaptación. “Lo ideal es que aumentemos la exposición a luz matinal. Si despertamos en un horario donde vuelve a estar oscuro, aumentemos la exposición a luz, aunque sea artificial, en las mañanas y que podamos oscurecer la pieza hacia las tardes”, dice.
Aunque aparezca el sueño durante el día, lo ideal es evitar las siestas, porque pueden alterar aún más la capacidad de sincronizarse. Lo ideal es poder hacer ejercicio en las mañanas y de consumir bebidas estimulantes, como el café, es mejor antes de mediodía, para que no perjudique la calidad de sueño nocturno.