Identifican relación entre ciclos solares y transición El Niño-La Niña
Una investigación reciente demuestra que existe una relación entre los ciclos solares y el paso de condiciones de El Niño a La Niña en el océano Pacífico. Esto ayudaría a mejorar su pronóstico.
Un nuevo estudio conocido recientemente está demostrando una correlación entre el final de los ciclos solares y el paso de las condiciones de El Niño a La Niña en el Océano Pacífico. Esto sugiere que la variabilidad solar puede impulsar la variabilidad climática estacional en la Tierra, de acuerdo a lo reportado por EurekaAlert.
El estudio fue encabezado por Robert Leamon, de la Universidad de Maryland-Baltimore County, y también participó Daniel Marsh, del NCAR. La investigación ha sido financiada por la National Science Foundation, patrocinadora del NCAR, y el programa Living With a Star de la NASA.
Si la conexión descrita en el informe que publica Earth and Space Science se confirma, podría mejorar significativamente la predictibilidad de los mayores eventos de El Niño y La Niña, que tienen una serie de efectos climáticos estacionales sobre la Tierra.
El comportamiento de las manchas solares
"La energía del Sol es el principal motor de todo nuestro sistema terrestre y hace posible la vida en la Tierra", señala Scott McIntosh, científico del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR) y coautor del trabajo. "Aun así, la comunidad científica no ha esclarecido el papel que desempeña la variabilidad solar en la influencia de los fenómenos meteorológicos y climáticos aquí en la Tierra. Este estudio demuestra que hay razones para creer que sí lo hace y que la conexión puede haberse pasado por alto en el pasado."
La aparición (y desaparición) de manchas en el Sol, que son los signos visibles de la variabilidad de la actividad solar, han sido observados por los humanos durante cientos de años. El aumento y la disminución del número de manchas solares se producen en ciclos de aproximadamente 11 años, pero estos ciclos no tienen un principio y un final claramente definidos. Esta imprecisión en la duración de un ciclo concreto ha dificultado a los científicos la tarea de hacer coincidir el ciclo de 11 años con los cambios que se producen en la Tierra.
En esta nueva investigación se utiliza un cálculo más preciso de 22 años para la actividad solar, derivado del ciclo de polaridad magnética del Sol, que han descrito como una alternativa más regular al ciclo solar de 11 años en varios estudios complementarios publicados recientemente en revistas especializadas. El ciclo de 22 años comienza cuando aparecen bandas magnéticas de carga opuesta que envuelven al Sol cerca de las latitudes polares de la estrella, según indican estudios recientes. A lo largo del ciclo, estas bandas migran hacia el ecuador, provocando la aparición de manchas solares en su recorrido por las latitudes medias. Finalmente el ciclo termina cuando las bandas se encuentran en el centro, aniquilándose mutuamente en lo que el equipo de investigación denomina un evento de terminación. Estos terminadores proporcionan indicaciones precisas sobre el final de un ciclo y el comienzo del siguiente.
Trabajando con ciclos de 22 años
Lo que hicieron los investigadores fue superponer estos eventos de terminación sobre las temperaturas de la superficie del mar en el Pacífico tropical desde 1960. Allí descubrieron que los cinco eventos de terminación que se produjeron entre esa época y 2010-11 coincidieron con un cambio de El Niño (cuando las temperaturas de la superficie del mar son más cálidas que la media) a La Niña (cuando las temperaturas de la superficie del mar son más frías que la media). El final del ciclo solar más reciente, que se está desarrollando ahora, también coincide con el comienzo de un evento de La Niña.
Los científicos apuntan a que el resultado obtenido, cinco terminaciones consecutivas alineadas con un cambio en la oscilación de El Niño, no es probable que sea una coincidencia. También realizaron una serie de análisis estadísticos para determinar la probabilidad de que la correlación fuera sólo una casualidad. Comprobaron que sólo había una probabilidad de 1 entre 5.000 o menos (dependiendo de la prueba estadística) de que los cinco eventos del terminador incluidos en el estudio coincidieran aleatoriamente con el cambio de las temperaturas oceánicas.
No se profundizó sobre qué conexión física entre el Sol y la Tierra podría ser responsable de la correlación, pero los autores señalan que hay varias posibilidades que merecen un estudio más profundo, lo que incluye la influencia del campo magnético del Sol en la cantidad de rayos cósmicos que escapan al sistema solar y que, en última instancia, bombardean la Tierra. Sin embargo, aún no se ha determinado una relación física sólida entre las variaciones de los rayos cósmicos y el clima.