Inundaciones mortales en Sudáfrica: cuando la gestión del riesgo falla
Al menos 443 personas fallecieron y otras decenas permanecen desaparecidas. Los expertos señalan que la falla en la comunicación, viviendas deficientes e infraestructura inadecuada contribuyeron a acrecentar el número de muertos en las históricas inundaciones en Sudáfrica.
Las lluvias más intensas en décadas azotaron Sudáfrica durante la primera quincena de abril. Al menos 443 personas murieron y otras decenas están desaparecidas. Se estima que 40.000 personas fueron desplazadas cuando sus casas fueron arrasadas por las inundaciones. Hubo grandes daños a negocios, carreteras, puentes, y redes de electricidad, ferrocarril y telecomunicaciones. También, se vio interrumpido el suministro de combustible y alimentos.
La imagen de portada muestra un mapa con la lluvia en la región estimada satelitalmente, en donde se observa la distribución de estas lluvias abundantes, con registros del orden de 300 mm no solamente sobre la costa de Sudáfrica, sino también en sectores de República de Botswana.
El Servicio Meteorológico de Sudáfrica enfatizó que las fuertes lluvias fueron debidas a un sistema sinóptico asociado a una baja presión segregada, y no a un ciclón tropical.
Fortalecer la gestión de riesgo para mitigar impactos
El organismo oficial pronosticó las inundaciones con más de 24 horas de anticipación, pero no emitió una alerta roja sino naranja, lo que indica una probabilidad media de impactos graves, incluida la pérdida de vidas.
“La razón por la que la advertencia nunca alcanzó el rojo es que emitir una advertencia de nivel rojo requiere coordinación con las autoridades provinciales y locales de gestión de desastres”, dijo Christopher Jack, subdirector del Grupo de Análisis del Sistema Climático de la Universidad de Ciudad del Cabo, a Climate Home News.
Algunos sobrevivientes culparon al drenaje deficiente y a las viviendas mal construidas por el alto número de muertos. El alcalde de Durban, Mxolisi Kaunda, no estuvo de acuerdo en esta idea e insistió en que la magnitud de las inundaciones fue inesperada.
“Es probable que el impacto sea un orden de magnitud mayor de lo que debería haber sido si el esfuerzo y los recursos suficientes se hubieran dirigido de manera efectiva hacia la mejora de los asentamientos informales y la gestión de los ríos”, dijo Jack. “Mejorar la gestión del riesgo de desastres no tiene que costar mucho, solo requiere una mejor coordinación”.
Gina Ziervogel, profesora asociada del departamento de ciencias ambientales de la Universidad de Ciudad del Cabo, dijo que “la adaptación al clima requiere mejorar los sistemas de alerta temprana y la infraestructura para soportar eventos extremos. Pero también requiere abordar la desigualdad y la capacidad de manera más amplia para enfrentar mejor los múltiples impactos”.