La Delfina Restaurant: una experiencia gastronómica única en Totoralillo
Para visitantes nacionales, extranjeros y comensales locales de la Región de Coquimbo, este restaurant familiar rescata la memoria colectiva y la cocina regional untuosa y generosa, en la bella playa de Totoralillo.
A sólo 15 minutos al suroeste de Coquimbo, puntualmente, en la hermosa playa de Totoralillo, se encuentra un restaurante que destaca por entregar una lúdica experiencia gastronómica a sus comensales.
La Delfina, restaurant familiar inaugurado en el 2019, se presenta como un espacio acogedor, lleno de vida y de excéntrica personalidad gracias al ingenio y creatividad que su dueña y chef, Aurora Castro, ha entregado a este lugar.
El restaurante está inspirado en Delfina, la abuela de Aurora, cuya herencia culinaria y pasión por la cocina impregnan cada uno de sus mágicos rincones.
Anunciando la llegada
Desde que el comensal llega a La Delfina, en lugar de un timbre convencional, los comensales se encuentran con elementos como zapatos plateados de taco alto, una campana y, la estrella del lugar, una olla que se hace sonar con un uslero. Esta original forma de anunciar la visita crea una atmósfera lúdica y anticipa la experiencia única que aguarda en el interior.
Más allá de la peculiar bienvenida, La Delfina promete una propuesta gastronómica que complementa la experiencia con una cocina local, con ingredientes de mar y tierra, de temporada y de calidad.
La Delfina es una cocina familiar en un ambiente que invita a disfrutar de una buena comida en un entorno único y una vista especial al océano pacífico.
La carta de La Delfina
Una de las características principales de este particular restaurant se caracteriza, es su generosidad y originalidad en cada plato.
Desde preparaciones regionales clásicas como el cordero o el cabrito al jugo hasta una gran paila marina, su propuesta deja a todos contentos.
Ofrecen opciones marinas como las clásicas machas y ostiones a la parmesana, cancato de pescado del día, empanadas de cochayuyo o choritos y pescado del día con salsa nogada y toques de jaiba. En tanto, como alternativas con carne la carta dispone de prietas al horno, lengua con papas doradas, sobrecostilla y mucho más.
En bebestibles, no se quedan atrás con exquisitos jugos naturales, limonadas como la especial limonada lavanda y variedad en particulares pisco sour de lúcuma, durazno, frambuesa, pepino e higo, todo servido en una linda cristalería para hacer el momento más que especial.
Los valores de sus preparaciones califican muy bien, considerando la calidad y generosidad de sus platos, con precios que van desde los $8.000 pesos para la preparación vegana hasta los $16.990 del Costillar dorado, además de un menú diario que incluye postre a sólo $12.900 pesos. También cuentan con menú para niños a $5.900 pesos.
Ambiente
Colores vibrantes, muebles y cuadros antiguos, recuerdos de diversas épocas, especialmente, de los ´80, sitiales, cristalería y hasta ropa, todo un popurrí de decorado detaca en La Delfina.
Aurora, comenzó a armar el restaurant con recuerdos de su familia y muebles que hacía junto a su marido en un local en Coquimbo, el cual sufrió los estragos del tsunami que afectó a la zona, por lo que decidieron abrir este restaurant ocupando las restauraciones que tenían.
Al ingresar, el primer salón cuenta con la tienda del Tío Yamil, un rincón que invita al recuerdo colectivo mientras pasan en vhs comerciales ochenteros. Una sirena, en medio de un roquerío también invita a disfrutar del lugar así como algunos espacios de venta de cristalería antigua, ropa sureña, ropa vintage (Rincón de Aurora) y todo un espacio dedicado a la venta de muebles llamado Inkrea.
Luego, un clóset es la antesala a adentrase a nuevos salones dispuestos en el segundo piso, donde cada comensal se maravilla con cada rincón, en espacios emblemáticos con una mesa tina, una mesa cama, una mesa coronada por la imagen de la Mona Lisa y mucho más.
El ambiente es completamente grato y familiar, con música de antaño, y con un servicio muy cordial.
Así, La Delfina se presenta como una opción ideal para parejas o familias que buscan una experiencia gastronómica diferente, donde la originalidad y la calidez se combinan para crear un recuerdo memorable. Un lugar donde, sin duda, vale la pena tocar la olla de lunes a lunes, durante el verano.
Dirección: Parcela 4, Totoralillo, Coquimbo, Chile.