La paya chilena: un canto a nuestras raíces y Patrimonio Cultural del Mercosur
El arte de improvisar versos es reconocido como un tesoro cultural del continente, un triunfo para los payadores chilenos y una muestra de la riqueza de nuestras tradiciones
La paya chilena, esa danza de palabras improvisadas que nos deleita con su ingenio y ritmo, logró un importante hito el 2016.
Ese año fue declarada como Patrimonio Cultural del Mercosur, un reconocimiento que resalta la importancia de esta manifestación cultural y la sitúa en el corazón de la identidad latinoamericana.
¿Qué es la paya?
Esta expresión artística que encarna la tradición de la poesía popular improvisada, hunde sus raíces en la cultura popular de nuestro país y nos conecta con nuestra historia.
La paya es un arte poético musical que consiste en improvisar versos, generalmente en décimas o cuartetos, acompañados por un instrumento como la guitarra traspuesta.
Es un diálogo, un contrapunto entre dos o más payadores, donde la habilidad para rimar y crear metáforas es fundamental.
Diálogo poético y ancestral
La palabra "paya" tiene sus raíces en las lenguas quechua o aimara, donde significa "par", destacando así la esencia del diálogo en esta tradición.
Payar es todo un reto y también tiene sus reglas. Según el “Decálogo de la paya en Chile: principios y fundamentos” publicado en las actas del Primer congreso internacional de la paya en Chile, un buen payador o payadora debe:
- Improvisar versos con contenido, es decir que sus versos deben tener un mensaje, una enseñanza o una reflexión.
- Dirigirse a un público amplio, con un mensaje comprensible para todos, sin importar su edad, sexo o creencias.
- Respetar la tradición, ya que la paya tiene sus propias reglas y tradiciones que deben ser respetadas.
- Utilizar un lenguaje poético, con versos que deben ser hermosos y musicales.
- Aprender de los maestros, escuchando a los payadores más experimentados.
Por lo tanto, un buen payador o payadora es quien logra conectar con su audiencia a través de un mensaje universal, que trasciende edades, géneros o ideologías. Su improvisación debe ser accesible para todos los oyentes, reflejando la sabiduría popular y el respeto por la diversidad.
Una tradición que perdura
El reconocimiento obtenido en 2016 ha sido fundamental para garantizar la continuidad de la paya en Chile.
Jorge Céspedes, presidente de la Asociación Gremial Nacional de Poetas Populares y Payadores de Chile (Agenpoch) durante el período que se obtuvo este reconocimiento, expresó entonces su esperanza de que este hito sirviera para ampliar el espacio y la visibilidad de los payadores, no solo a nivel nacional sino también en el ámbito educativo.
Hoy, en 2024, la paya sigue siendo una forma viva de expresión cultural. Los encuentros de payadores, las clases en colegios y la transmisión oral entre generaciones han mantenido este arte vibrante y relevante.
Por esto, despedimos esta nota con una “Paya para la paya”:
Con guitarrón y poesía,
el verso voy a entonar,
la paya es nuestro cantar,
y de Chile, la alegría.
Es un diálogo en armonía,
donde no se está en soledad,
nace de la comunidad,
de un pueblo que siempre ha sido,
en cada rima ha vivido,
su cultura y su verdad.
El payador es un guía,
con su palabra sincera,
respeta la tradición entera,
que su gente en campo cría.
Improvisa con maestría,
con mensaje universal,
que no distinga el lugar,
de donde la voz resuena,
es la paya que en la escena,
canta al campo y al mar.
Así en décima cerramos,
este canto a lo poeta,
que en Chile nunca se veta,
y con orgullo honramos.
Con respeto nos guiamos,
la paya es nuestra voz,
una tradición de todos,
que siempre viva estará,
y en el corazón quedará,
como el canto más valioso.
Fuentes y referencias de la noticia:
- Paya chilena: verso chileno improvisado ya es patrimonio. Artículo publicado el 2016 en la revista digital Patrimonio de Chile.