Los riesgos de construir (destruir) en áreas naturales
Los sistemas naturales, además de albergar un alto valor ecológico, sirven de protección frente a eventos extremos mitigando sus efectos sobre las comunidades que se emplazan en las proximidades. Destruirlos significa aumentar la vulnerabilidad de las personas provocando un costo social importante.
Las recientes lluvias ocurridas la pasada semana han dejado en evidencia cómo la intervención de sistemas naturales genera un peligro para los ecosistemas y un riesgo para las personas. Uno de los ejemplos más claro es la inundación de edificios de una urbanización de reciente construcción en las proximidades del Humedal Estuario Los Molles y el estero Los Coiles, ubicados en la zona central.
Pero esto no es algo nuevo. Ya para el año 2010, después del terremoto y tsunami ocurridos, se volvieron a ocupar terrenos que habían sido inundados, y que en varios casos ya ocupaban zonas de alta probabilidad de inundación como son los humedales. Este es un ejemplo de muchos ocurridos en las últimas décadas.
La sequía que aqueja a Chile la última década ha dejado un alto déficit de agua, sobretodo en la zona central. Los sistemas naturales asociados al agua, como humedales, lagunas costeras, lagos continentales, etc., han visto disminuidos sus volúmenes de agua, y en algunos de ellos hasta han desaparecido por completo. Los humedales, por ejemplo, al ser cuerpos de agua poco profundos son sistemas altamente vulnerables a estas consecuencias derivadas de la situación actual de cambio climático.
Pero en contraposición al déficit de lluvias se han aumentado los eventos extremos de las mismas. Los sistemas naturales, no sólo son importantes por el alto valor ecológico sino también porque tienen un rol de protección y mitigación ante estos eventos extremos. La comunidad científica es unánime en afirmar que realizar actuaciones sobre ellos limitará ese rol protector y provocará un riesgo inevitable para las instalaciones y las personas que hacen uso de ellas.
¿Por qué se sigue permitiendo construir en estas zonas?
El problema es que los instrumentos de planificación territorial son, en muchos casos, antiguos o están obsoletos, y por lo tanto no incluyen ni la fragilidad del ecosistema ni la función natural que cumplen de protección y resiliencia frente a eventos extremos.
Por otro lado, este tipo de ecosistemas suelen estar empleados en zonas de alto valor paisajístico y turístico, por lo que es muy apetecido por las inmobiliarias, aprovechando la falta de legislación para intervenir el sistema natural y transformarlo en habitacional.
En este contexto, es necesario avanzar en la regulación de los territorios, donde se asegure que los ecosistemas naturales se potencien desde el punto de vista de su valor turístico-ambiental, protegiendo y preservando su capacidad de amortiguación, resiliencia y protección frente a los efectos de eventos extremos como son las inundaciones.