Mitad de las playas en el mundo podrían desaparecer hasta 2100
El cambio climático está afectando a las playas del mundo, donde las peores proyecciones establecen la pérdida total de un gran porcentaje de ellas. Pero aún no es tarde para frenar estos efectos, además de que las playas cuentan con mecanismos de adaptación que pueden ayudar a su supervivencia.
En un estudio publicado en la Nature Climate Change por Michalis Vousdoukas y sus colaboradores se expone la temible situación que enfrentarán las playas a nivel mundial para el año 2100. Siendo que una parte importante de las playas del planeta están ya con tendencia a la erosión, esta situación podría incrementarse por la combinación de los efectos del cambio climático, en concreto el aumento del nivel del mar, lo que llevaría a la extinción de casi la mitad de las playas arenosas del mundo.
Esta tendencia erosiva está calculada considerando la situación actual, la cual podría mejorar hasta en un 40% si se redujeran de forma considerable las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, según este mismo estudio.
Pero también existen detractores de estas afirmaciones nada prometedoras para nuestras playas. Y es que muchas playas contemporáneas, generadas hace miles de años, que sobrevivieron al último gran aumento del nivel del mar después de la última glaciación, por lo que, ¿por qué no sobrevivirían a este nuevo aumento del nivel del mar? Esto requiere de un análisis más completo ya que son muchos los factores que llevan a la erosión completa de una playa, entre ellos el aumento del nivel del mar, los cambios en las condiciones del oleaje, la disponibilidad de sedimentos, las tasas de transporte de esos sedimentos, etc.
Además, uno de los factores determinantes para la supervivencia de las playas también es la existencia de una zona de amortiguación o adaptación. Esta tiene que ver con la posibilidad que tiene una playa de avanzar hacia tierra a medida que aumenta el nivel del mar. Es por esto que las playas urbanas, donde existen construcciones que impiden esta evolución, son muy susceptibles de desaparecer cuando se combina con una disminución en la disponibilidad de sedimentos por actuaciones en las cuencas hidrográficas y los ríos que tradicionalmente proveen de sedimentos a las costas.
En la actualidad, todas las recomendaciones internacionales van en la dirección de construir fuera de la zona de influencia de los sistemas costeros, teniendo en consideración las proyecciones derivadas del cambio climático, y dejando libertar de movimiento al sistema para que se desarrolle y actúe como sistema de protección de la forma más natural posible. Este es un ideal que no siempre se cumple o puede cumplirse.
¿Y qué parte de todo esto nos toca en Chile?
Como ya es sabido Chile tiene una de las costas más tectónicamente activas del planeta. Esto quiere decir que los niveles de las costas pueden variar, tanto positiva como negativamente, debido a episodios sísmicos. Pero el terreno no sólo se mueve durante un gran terremoto, sino que también lo hace, en menor magnitud, durante los períodos intersísmicos entre dos grandes terremotos. Siendo que no podemos predecir estos cambios con exactitud, los movimientos del terreno nos generan cambios relativos en los niveles del mar locales que son más rápidos que los cambios propios del nivel del mar debidos sólo al cambio climático.
Sin embargo, esto no quiere decir que tengamos que relajarnos a nivel país en la lucha contra el cambio climático. Ya que los efectos no sólo son en el aumento del nivel de mar, sino también en las variaciones de patrones climáticos que son responsables del alto número de eventos naturales extremos causantes de graves daños a los ecosistemas y las personas.