Mujeres en STEM en Chile: el lento camino hacia la paridad
Cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, un recordatorio de que la mitad de la población desempeña un papel decisivo en las comunidades científicas y tecnológicas y de que debe reforzarse su participación.
Las mujeres constituyen la mitad de la población mundial y, por lo tanto, la mitad de su potencial. Sin embargo, en gran parte del mundo siguen representando alrededor de un tercio de la comunidad científica, número que baja, sobre todo, en campos relacionados con las ciencias exactas.
Según la ONU, en inteligencia artificial, por ejemplo, solo una de cada tres profesionales es mujer. Detrás de ello hay principalmente prejuicios y escasez de modelos a seguir, algo que diversas instituciones, organizaciones y grupos de mujeres, han estado tratando de cambiar en los últimos años. Aún así, se estima que faltan décadas para alcanzar la paridad de género en las ciencias.
El 11 de febrero, día en que se celebra la participación de mujeres y niñas en las ciencias, es la fecha ideal para visualizar cómo ha sido el avance de las mujeres en las llamadas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, en inglés), particularmente en Chile, donde las investigadoras constituyen el 35% del total nacional (ANID, 2020). Una cifra que se ha mantenido más o menos estable en la última década.
Las mujeres, si bien son mayoría al ingresar a la universidad –representan el 52,7% de los nuevos ingresos–, se distribuyen principalmente en carreras ligadas a la educación, salud y ciencias sociales, donde son mayoría (ver gráfico), disminuyendo considerablemente en los campos de ingeniería, industria y construcción (21,4%) y tecnologías de la información y la comunicación (11,8%).
¿Es necesario que exista paridad en todos los campos? Si lo que queremos es avanzar hacia una mejor ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, sí. Se ha demostrado que la diversidad en la investigación amplía la reserva de investigadores e investigadoras con talento, aportando nuevas perspectivas y creatividad. Incorporar la perspectiva de género contribuye también a mejorar tratamientos médicos e incluso los modelos climáticos para que proporcionen una mejor comprensión de la vulnerabilidad de las diferentes personas a los riesgos.
Aprovechar todo el talento
Un estudio de Elsevier –editorial científica y empresa de análisis de datos–, tomando 20 años de información de las bases de datos de publicaciones científicas Scopus y ScienceDirect, detectó que en Estados Unidos, por ejemplo, si bien las mujeres tienden a publicar menos, sus artículos son igualmente descargados y citados que los de sus pares hombres, e incluso más.
Para detener el desaprovechamiento de talento en las áreas STEM, en Chile, instituciones como la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, donde históricamente los hombres han sido mayoría, creó en 2014 el Programa de Ingreso Prioritario de Equidad de Género (PEG), que en su primer año de implementación ofreció vacantes extraordinarias para las primeras 40 mujeres después el puntaje de corte de la admisión regular. Hoy las vacantes son 85, lo que ha ayudado a que más mujeres postulen a sus carreras STEM.
El éxito del programa ayudó a que fuera replicado en otras facultades (también en carreras donde los hombres son minoría) y en otras universidades. El año pasado, finalmente el Ministerio de Educación tomó la posta y lo transformó en una política de Estado: “Más Mujeres Científicas” (+MC), que busca otorgar cupos adicionales para incentivar el ingreso de mujeres a carreras STEM. Actualmente, 39 de las 45 universidades adscritas al Sistema de Acceso adhirieron a la iniciativa, disponiendo de 2.358 vacantes en 410 programas.
Retención de las mujeres en la ciencia
Abrir camino para las mujeres en ciencia también implica reconocer que existen diferencias en las condiciones que deben enfrentar en sus carreras. Una encuesta realizada por la Coordinación de Enfoque de Género de ANID en 2015 (cuando aún se llamaba CONICYT), detectó que un 54% de las encuestadas consideraba que ser mujer influía negativamente en su carrera profesional.
El estudio registró que un 62% reconocía haber tenido que negarse a realizar alguna actividad útil para el desarrollo de su carrera por razones como el embarazo o la crianza de hijos y la falta de disponibilidad horaria o apoyo institucional. Problemas que no afectan de la misma manera a los hombres.
De ahí que la Política Institucional de Género 2017-2025 de la ANID pretenda lograr mayor equidad en el sistema científico nacional a través de acciones como la extensión de la asignación de tiempo y/o manutención pre y postnatal o la consideración de un año adicional en el indicador de productividad científica si la investigadora tiene hijos durante su período de formación. Estamos cerca de saber si esta política ha tenido el impacto esperado.
Referencias de la noticia:
Estadísticas del Sistema de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Ministerio de Ciencia.
Política Institucional Equidad de Género en Ciencia y Tecnología 2017-2025.