Nuevos datos de Gaia: terremotos estelares, ADN estelar y más
La misión Gaia de la Agencia Espacial Europea acaba de presentar sus últimos datos, ofreciendo información nueva y mejorada de casi 2.000 millones de estrellas de nuestra galaxia. Los resultados permiten describir con mayor precisión insólitos ‘terremotos estelares’, la composición química o ‘ADN’ estelar o los movimientos de estos astros.
Gaia es una misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) que tiene por objetivo crear el mapa multidimensional más preciso y completo de la Vía Láctea. Esto permite a los astrónomos reconstruir la estructura y la evolución pasada de nuestra galaxia durante miles de millones de años, además de comprender mejor el ciclo de vida de las estrellas y nuestro lugar en el universo.
En 2020 se publicó una versión temprana de la tercera publicación de datos de Gaia, y esta semana se ha dado a conocer la versión completa (DR3) de esta tercera entrega, que incluye información inédita y mejorada de 1.800 millones de estrellas de nuestra galaxia. El catálogo incorpora nueva información, incluidas las composiciones químicas, temperaturas, colores, masas, edades y velocidad a la que se acercan o alejan las estrellas de nosotros (velocidad radial).
Este conjunto de datos se ha convertido en el catálogo más grande hasta la fecha de estrellas binarias, miles de objetos del sistema solar, como los asteroides y las lunas de planetas, y millones de galaxias y cuásares situados fuera de la Vía Láctea.
Terremotos estelares
Uno de los descubrimientos más sorprendentes es que Gaia puede detectar terremotos estelares —pequeños movimientos registrados en la superficie de una estrella que hacen cambiar su forma—, algo para lo que originalmente el observatorio no se había diseñado.
Anteriormente, Gaia ya había encontrado oscilaciones radiales que ocasionaban que las estrellas aumentaran y redujeran su tamaño de forma periódica mientras mantenían su forma esférica. Pero ahora también ha detectado otras vibraciones que pueden considerarse como tsunamis a gran escala. Estas oscilaciones no radiales alteran la forma global de la estrella y, por lo tanto, son más difíciles de detectar.
“Los terremotos estelares nos brindan mucha información sobre las estrellas, especialmente sobre su funcionamiento interno. Gaia inaugura una mina de oro para la asterosismología de estrellas masivas”, explica uno de los miembros de la colaboración Gaia, Conny Aerts, de la Universidad Ku Leuven en Bélgica.
El ADN de las estrellas
La composición de las estrellas nos puede brindar información acerca de su lugar de nacimiento y su trayectoria posterior y, por lo tanto, acerca de la historia de la Vía Láctea. Con la publicación de datos actual, Gaia presenta el mayor mapa químico de nuestra galaxia junto a los movimientos 3D, que van desde nuestro vecindario solar hasta las galaxias más pequeñas que rodean a la nuestra.
Algunas estrellas contienen más metales pesados que otras. Durante el Big Bang, solo se formaron elementos ligeros (hidrógeno y helio). Los más pesados, los metales, se crean dentro de las estrellas, y cuando estas mueren, los liberan en el gas y polvo que encontramos en el medio interestelar, a partir del cual se forman nuevas estrellas. La formación activa de estrellas y su muerte permiten la existencia de un entorno más rico en metales. Por lo tanto, la composición química de una estrella es el equivalente al ADN, y nos ofrece información crucial sobre su origen.
Estrellas binarias, asteroides y cuásares
Otros artículos, que también se publican ahora, reflejan la amplitud y profundidad de los descubrimientos de Gaia. Un nuevo catálogo de estrellas binarias presenta la masa y evolución de más de 800.000 sistemas binarios, mientras que otro trabajo sobre asteroides que comprende 156.000 cuerpos rocosos profundiza en el origen de nuestro sistema solar.
Gaia también revela información sobre 10 millones de estrellas variables y macromoléculas misteriosas entre estrellas, así como sobre cuásares y galaxias situadas más allá de nuestro propio vecindario cósmico.
“Estamos impacientes por ver cómo la comunidad astronómica se sumerge en nuestros nuevos datos para obtener más información de la que podríamos imaginar sobre nuestra galaxia y su entorno”, apunta Timo Prusti, científico del proyecto de Gaia en la ESA.