Ondas Kelvin detectadas por la NASA: ¿por qué son importantes para el pronóstico de El Niño?
Este viaje científico nos lleva hacia el Océano Pacífico, lugar donde se manifiestan estas ondas que son una de las grandes protagonistas para el desarrollo y confirmación de un nuevo episodio de El Niño. A continuación, descubre su gran importancia en la previsión de este fenómeno natural.
Desde hace varios meses, diversas fuertes de información atmosférica y oceánica, han advertido la alta probabilidad que se presente un nuevo episodio de El Niño hacia comienzos del invierno austral 2023. Este acontecimiento de escala global, ha generado gran interés debido a que el último evento de El Niño ocurrió entre los años 2015 y 2016.
Cabe mencionar que, en esa ocasión, sus efectos potenciaron el blanqueamiento de corales, el deshielo polar, un aumento récord de las temperaturas y una enorme pérdida de los bosques tropicales. La comunidad científica mundial está en alerta ante la inminente llegada de El Niño, ya que el contexto que se ha observado las últimas semanas apunta hacia un calentamiento inesperado y brusco de los océanos. Como consecuencia de ello, se podrían registrar temperaturas globales récord entre los años 2023 y 2024.
La proyección y pronóstico de El Niño depende de distintas variables, tanto atmosféricas como océanicas. Para profundizar en estas últimas, profesionales del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la National Aeronautics and Space Administration (NASA) estudian las ondas Kelvin mediante imágenes satelitales para una mayor certeza de la predicción.
El conocimiento oculto de las ondas Kelvin
Para una óptima compresión, vamos a imaginar un viaje a la playa. Llegando, puedes sentir su particular aroma, la arena en tus pies y el sonido de las olas formadas por la presión atmosférica que se genera sobre el agua. En este movimiento ondulatorio, se crean las corrientes marinas a medida que las aguas cálidas de la superficie se mezclan con las aguas más frías que surgen desde las profundidades del océano.
Ahora, poniendo nuestro foco en las ondas Kelvin, el JPL explica que su altura en la superficie del océano varía entre 5 y 10 centímetros. Lo que sí es impactante es que pueden llegar a medir cientos de kilómetros de ancho. Además, una característica típica es su movimiento de oeste a este.
En este sentido, las ondas Kelvin que se han formado en el ecuador, tal como se ha registrado durante las recientes semanas, trasladan el agua superficial más cálida desde el Océano Pacífico occidental hacia la costa oeste de Sudamérica (Océano Pacífico oriental).
Ondas Kelvin y su impacto en el pronóstico de El Niño
Continuando en nuestro viaje mental por el mar, vamos a imaginar el agua más cálida sobre el océano que, a su vez, genera más evaporación. Como consecuencia de ello se forman unas grandes y algodonadas nubes conocidas como cúmulonimbus. Por lo tanto, al haber mayor evaporación incrementan los montos de agua caída y, por ende, los eventos climáticos extremos tienden a ser más frecuentes.
Si hablamos de algún registro histórico que sería excelente recordar, tenemos que remontarnos a El Niño 1996-1997. Las altísimas temperaturas que se presentaron, sumado a las elevadas cifras de precipitación, le otorgan la característica de "histórico". Y, al igual que en el evento El Niño 2015-2016, se observaron ondas Kelvin formándose en un período previo a su confirmación.
Josh Willis, investigador de la NASA, señala que "es mucho más factible que tengamos El Niño este año, a que no lo tengamos, pero si es uno grande o pequeño, es algo que tendremos que esperar para saberlo". Finalmente, la JPL indica que "los datos satelitales del período entre marzo y abril 2023, mostraban que para el 24 de abril, las ondas Kelvin habían acumulado mayores niveles de aguas más cálidas en las costas de Perú, Ecuador y Colombia".