Otro impacto del cambio climático: estudio señala que podría estar retrasando los nacimientos

Tras analizar cerca de 400 mil nacimientos, un equipo de investigadores australianos determinó que tanto la contaminación del aire como el estrés biotérmico están asociados con embarazos que duran más de 41 semanas.

El estrés biotérmico y la contaminación atmosférica tienen impacto en los embarazos.
El estrés biotérmico, como las altas temperaturas de una ola de calor, y la contaminación atmosférica tienen impacto en los embarazos.

Los impactos más conocidos del cambio climático en la salud tienen relación con el aumento de las olas de calor, que afectan a quienes son más sensibles a la temperatura – como los niños y adultos mayores –; las sequías, que afectan la fuente directa de hidratación y desestabilizan la seguridad alimentaria; además del aumento de enfermedades transmitidas por vectores, como los mosquitos, entre otros.

En todo el mundo, de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se proyectan 250.000 muertes adicionales por año en las próximas décadas como resultado del fenómeno, pero muchos más verán afectada su salud por alguna de sus consecuencias, entre ellos, las mujeres embarazadas.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Curtin, Australia, descubrió que tanto la contaminación atmosférica como la exposición a temperaturas extremas durante el embarazo pueden aumentar el riesgo de un embarazo prolongado (más de 41 semanas), lo que puede tener repercusiones en las gestantes y los bebés.

Más niños están naciendo más tarde

El estudio, publicado en la revista Urban Climate, analizó datos de casi 400.000 nacimientos en Australia Occidental y descubrió que una mayor exposición a la contaminación del aire por partículas finas (PM2,5) y al estrés biotérmico (la combinación de la temperatura del aire, la temperatura radiante, la humedad relativa, la velocidad del viento y la fisiología humana) estaba asociada con embarazos que duraban más de 41 semanas.

La prolongación del embarazo puede llevar a la necesidad de intervenciones médicas como la inducción del parto o cesáreas, mayor riesgo de muerte fetal, entre otros.
La prolongación del embarazo puede llevar a la necesidad de intervenciones médicas como la inducción del parto o cesáreas, mayor riesgo de muerte fetal, entre otros.

Sylvester Dodzi Nyadanu, investigador de la Escuela de Salud Poblacional de la Universidad de Curtin, y autor principal del estudio, señaló que si bien la exposición al clima ha estado vinculada durante mucho tiempo con los nacimientos prematuros, este es el primer estudio que examina su impacto en los embarazos prolongados.

“Sabemos que nacer ‘demasiado pronto’ tiene riesgos para la salud bien documentados, pero se ha prestado poca atención a los riesgos asociados con nacer ‘demasiado tarde’”, sostuvo en un comunicado.

“Nuestros hallazgos muestran que la exposición a la contaminación del aire y al estrés biotérmico durante el embarazo aumenta la probabilidad de embarazos prolongados, particularmente entre las madres mayores de 35 años, las madres primerizas, las que viven en áreas urbanas y las que tienen embarazos complicados”, agregó.

A nivel mundial, entre el 4 y el 14% de los embarazos terminan en partos tardíos (41 semanas de gestación) o postérmino (más de 42 semanas). En este estudio, en particular el 12% de los embarazos entró en estas categorías. De acuerdo a los autores, el estrés ambiental se ha asociado con alteraciones de las actividades endocrinas e inflamatorias, que aumentan hacia el final del embarazo, y pueden afectar el crecimiento y la fisiología de la placenta.

Consecuencias en la salud de embarazadas y bebés

De acuerdo a Nyadanu, el embarazo prolongado puede tener consecuencias graves para la salud de la madre y del bebé, lo que puede llevar a la necesidad de intervenciones médicas como la inducción del parto o cesáreas, mayor riesgo de muerte fetal, complicaciones en el parto, mortalidad infantil, problemas emocionales y de comportamiento en la primera infancia e impactos emocionales en las familias.

“Los proveedores de atención médica, los encargados de formular políticas y las mujeres embarazadas, en particular las que pertenecen a grupos vulnerables, deben tener en cuenta las exposiciones relacionadas con el clima al evaluar los riesgos del embarazo y planificar intervenciones”, señaló Nyadanu.

“Este estudio destaca la necesidad de políticas específicas y medidas preventivas para reducir los riesgos para la salud relacionados con el clima, incluidas mejores regulaciones de la calidad del aire e iniciativas de salud pública destinadas a proteger a las mujeres embarazadas y a los niños de las condiciones climáticas extremas”, subrayó.

Referencias de la noticia:

- OPS.

- Estudio en Urban Climate.

- Comunicado Universidad de Curtin.