Podríamos encontrar vida en una luna de Saturno sin necesidad de aterrizar
La luna de Saturno, Encélado, es una de las mejores candidatas a albergar vida extraterrestre en nuestro Sistema Solar. Un reciente estudio revela cómo podríamos encontrarla.
En la búsqueda continua de vida extraterrestre, se cree que la sexta luna más grande de Saturno, Encélado, es una de las mejores ubicaciones candidatas en nuestro Sistema Solar. Ahora, una reciente investigación sugiere que es posible que ni siquiera tengamos que aterrizar en el mundo helado para encontrar evidencia de si está habitado o no.
En hallazgos publicados recientemente en The Planetary Science Journal, investigadores de la Universidad de Arizona revelaron que el misterio podría resolverse con una sonda espacial orbital.
Las misteriosas plumas de Encélado
Una sonda podría volar a través de las columnas similares a géiseres de Encélado, que se elevan a más de 500 kilómetros sobre la superficie de la luna, arrojando sustancias como vapor de agua y metano.
El metano es lo que más intriga a los científicos, porque podría ser un subproducto de los organismos vivos escondidos en las profundidades de la capa helada de la luna. Aquí se encuentra un enorme océano de agua salada, completo con sistemas de ventilación hidrotermal similares a los que se encuentran en los océanos profundos de la Tierra, donde prospera la vida.
"En nuestro planeta, los respiraderos hidrotermales están repletos de vida; grande y pequeña, a pesar de la oscuridad y la presión insana", dijo Régis Ferrière, autor principal del estudio y profesor asociado de la Universidad de Arizona. "Las criaturas vivientes más simples que existen son microbios llamados metanógenos que se alimentan a sí mismos incluso en ausencia de luz solar".
Según Ferrière, los metanógenos que vivirían alrededor de los respiraderos hidrotermales de Encélado podrían ser responsables del metano detectado en las columnas de la luna, ya que estos organismos producen el compuesto como un subproducto de la producción de energía a partir de dióxido de carbono y dihidrógeno.
Muestreo desde el espacio
Por supuesto, la mejor manera de determinar si esta hipótesis es correcta sería investigar directamente las fuentes hidrotermales. Pero con Encélado a 1.300 millones de kilómetros de la Tierra, y con una serie de obstáculos ambientales para cualquier robot terrestre, esta no es una opción realista.
En cambio, el estudio presenta una alternativa mediante la cual un orbitador podría volar a través de las columnas de Encélado varias veces, muestreando las diversas moléculas y sustancias arrojadas desde el océano de la luna.
Utilizando modelos, el equipo de investigación descubrió que si los respiraderos hidrotermales de Encélado albergaran metanógenos en niveles similares a los que vemos aquí en la Tierra, la biosfera sería lo suficientemente productiva como para alimentar las columnas con sustancias orgánicas suficientes para ser recogidas por los instrumentos a bordo de un futuro orbitador.
Sin embargo, es un misterio que puede quedar sin resolver durante bastante tiempo. Actualmente no se planean misiones a la luna congelada y la única propuesta importante, Enceladus Orbilander de la NASA, probablemente no comenzaría hasta la década de 2050, incluso si obtiene el visto bueno.