¿Por qué no recordamos nada de nuestros primeros años de vida?
Dicen que los mejores recuerdos que tenemos son los de la infancia. Y así es, porque así lo recordamos, pero... ¿por qué no somos capaces de acordarnos de lo que nos sucedió antes de los 3 o 4 años?
Es obvio que desde el momento en que nacemos y abrimos los ojos, nuestra mente comienza a registrar experiencias y a almacenar recuerdos. Sin embargo, un fenómeno desconcertante se presenta en los primeros años de vida: la amnesia infantil.
El enigma por el que somos incapaces de recordar nuestros primeros años
La mayoría de las personas no tienen recuerdos conscientes de eventos que ocurrieron antes de los tres o cuatro años. Este enigma ha intrigado a científicos y psicólogos, llevándolos a explorar las complejidades de la memoria infantil.
Expertos en desarrollo infantil sugieren que este tipo de amnesia puede deberse a una combinación de factores biológicos y cognitivos.
Durante los primeros años de vida, el cerebro experimenta un rápido crecimiento y desarrollo, pero la formación y maduración de las estructuras cerebrales responsables de la memoria aún no están completamente desarrolladas.
Además, la capacidad cognitiva para codificar y recuperar recuerdos conscientes puede no estar plenamente desarrollada en la infancia temprana.
La naturaleza transitoria de la memoria infantil
A medida que los investigadores han explorado más a fondo el enigma de la amnesia infantil, han descubierto que los recuerdos de la primera infancia no desaparecen por completo, sino que se vuelven inaccesibles para la memoria consciente. Esta etapa de olvido transitorio ha llevado a la teoría de que los recuerdos de la infancia temprana están almacenados en una forma no verbalizada o no verbalizable en el cerebro.
Se cree que los niños pequeños almacenan recuerdos en forma de imágenes, emociones y sensaciones, en lugar de narrativas verbales. Estos recuerdos sensoriales pueden no estar disponibles para la recuperación consciente en la edad adulta debido a la falta de habilidades lingüísticas y narrativas desarrolladas en la infancia.
A medida que los niños crecen y adquieren habilidades lingüísticas más avanzadas, algunos de estos recuerdos pueden convertirse en accesibles, pero muchos se pierden en el olvido.
El papel de la neurogénesis y la reorganización cerebral
La neurociencia también ha arrojado luz sobre el enigma de la amnesia infantil. La neurogénesis, el proceso mediante el cual se generan nuevas neuronas, es particularmente activa durante los primeros años de vida. Este proceso no solo implica la producción de nuevas células cerebrales, sino también la eliminación de conexiones sinápticas menos eficientes.
La reorganización cerebral continua puede contribuir a la pérdida de recuerdos, ya que las conexiones asociadas con experiencias tempranas pueden ser remodeladas o eliminadas.
En la niñez, el hipocampo, que es el encargado del aprendizaje y la memoria, se encuentra en pleno auge de la neurogénesis, que no es otra cosa que la creación de neuronas nuevas. Y debido a que el hipocampo aún está en desarrollo, éste no puede almacenar recuerdos a largo plazo, originando el olvido de recuerdos en la edad adulta.
Así pues, se trata de una amalgama de factores biológicos, cognitivos y neurocientíficos. La falta de recuerdos conscientes de la primera infancia no implica que esos momentos cruciales estén perdidos para siempre. Más bien, están encapsulados en el tejido mismo de nuestro cerebro, esperando ser descifrados.