¿Qué se hace con la basura electrónica en Chile?
Aunque todavía lejos de los países desarrollados, estamos entre los países que más residuos electrónicos generan en América Latina. El problema es que poco de ello se gestiona, poniendo en riesgo la salud humana y la biodiversidad.
Celulares, discos duros, CPUs, monitores, módems, impresoras, cables y televisores en desuso son los dispositivos electrónicos que más se desechan en el mundo. También en Chile, donde ya generamos casi 10 kilos de residuos electrónicos por persona al año, cifra que para 2027 se espera que aumente hasta los 14 kg.
El problema es que menos del 4% de este tipo de residuos son tratados en nuestro país. La mayoría termina en vertederos legales o ilegales, donde no solo ocupan un espacio considerable, sino que tienen un gran potencial contaminante.
Según el Observatorio Mundial de los Residuos Electrónicos, el 72% de los componentes de los artefactos electrónicos es reciclable, el 25% se puede reutilizar y el 3% son residuos peligrosos, los que están en tubos de rayos catódicos, plaquetas de circuitos integrados y gases de refrigeración, entre otros.
Los residuos electrónicos tienen entre sus componentes sustancias químicas tóxicas y metales pesados como mercurio, cadmio, berilio, selenio y plomo, que pueden contaminar el suelo, el aire y las aguas subterráneas si no se gestionan adecuadamente.
Pero también tienen oro, plata, cobre, platino y paladio, razón por la que se está desarrollando la llamada “minería urbana”, que es un avance cuando se realiza de manera segura, aunque en países más pobres, donde llega mucha chatarra electrónica, se hace sin tomar los resguardos necesarios.
¿Dónde termina la basura electrónica?
Fundación Chile proyecta que la generación de basura electrónica en el país aumentará hasta las 258 mil toneladas para el año 2030, de las que un 45% corresponderá a la categoría de aparatos pequeños, como celulares. Estos dispositivos están entre los que se reemplazan más rápido en Chile, promediando los 13 meses, según un estudio realizado por la consultora Kronos, en 2019.
Actualmente existen varias instituciones dedicadas al rescate de los residuos electrónicos, y están en aumento, sobre todo, por la implementación de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (o ley REP), que implica que quienes fabrican los llamados productos prioritarios –entre los que están los aparatos eléctricos y electrónicos, además de pilas y baterías–, deben cumplir metas de recolección y valorización de sus residuos a través de la conformación de sistemas de gestión.
Aunque el proceso regulatorio de pilas y aparatos eléctricos y electrónicos se inició en abril de 2021, la salida del decreto supremo que definirá las metas de recolección y valorización se postergó para el segundo semestre de este año. Con todo, han aumentado las campañas de recolección de basura electrónica, lideradas tanto por compañías que serán reguladas por la ley REP, empresas dedicadas a la gestión de residuos y organizaciones sin fines de lucro.
¿Dónde terminan los residuos recolectados?
Existen empresas certificadas como Recycla, Degraf o Midas Chile, entre otras, que manipulan y realizan un tratamiento seguro de los residuos. También Fundación Chilenter –perteneciente a la Red de Fundaciones de la Presidencia de la República–, que desde 2002 reacondiciona computadores que entrega a colegios de todo el país y en más de 20 años han entregado más de 113 mil computadores a colegios y organizaciones sociales, como centros para la tercera edad.
Pero teniendo en cuenta la magnitud de la producción y el uso de dispositivos electrónicos, lo que estas empresas y fundaciones logren no será suficiente, por lo que, como consumidores, tenemos en nuestras manos disminuir la cantidad de residuos que desechamos, prolongando la vida útil de los dispositivos con un buen manejo, reparación cuando sea posible y reciclado. Es muy probable que no sea necesario cambiar el teléfono todos los años.
Referencias de la noticia: Observatorio Mundial de los Residuos Electrónicos, Ministerio de Medio Ambiente, Fundación Chile, La Tercera.