MeteoRanking Chile: Los 8 eventos climatológicos que marcaron 2020
La peor sequía de nuestra historia suma y sigue, pese a que la zona central registró los junio y julio más lluviosos de la década. Aquí repasamos los hechos meteorológicos que dejaron su huella en el año viejo.
¡Año de mierda! Los eufemismos no caben en un 2020 que jamás olvidaremos quienes, hasta el momento, lo hemos sobrevivido. Un 2020 de pandemia, otras de las tantas consecuencias del antropocentrismo, que ni con el confinamiento pudo mitigar en el impacto de los gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global acelerado; ni tampoco la deforestación, los incendios, la contaminación, el cambio climático…
Mientras, en Chile, la gran sequía sumó un año a su extenso periodo, que la catapulta como la más extensa en la historia de nuestro país. Pero más allá de este macro evento climatológico, hubo una serie de otros fenómenos que marcaron el año viejo.
8.- Humo importado
Mediados de enero y una extraña nube invadió gran parte del cielo chileno. ¿Qué era? El humo de los gigantescos incendios forestales que afectaron Australia a fines de 2019 y comienzos de 2020. Impulsado por los vientos en altura (corriente en chorro), el humo (carbono negro) viajó 13.000 kilómetros hasta llegar a Chile. Aunque en rigor fue mucho más allá, ya que dio la vuelta al mundo.
7.- Mar congelado
Un fenómeno común en las latitudes altas, pero que pocas veces se ve masivamente. Fue en julio cuando parte de la superficie del mar en los fiordos australes se congeló permitiendo que la gente caminara sobre él, por ejemplo, en el canal Señoret de Puerto Natales.
6.- Nieves
Agosto y la nieve pintó de blanco vastos sectores bajos entre La Araucanía y Magallanes. Algo normal, pero poco frecuente, tanto así, que Valdivia recibió aguanieve. Luego, a fines de septiembre, llegó otro sistema frontal frío que dejó nevadas de primavera en Chiloé.
5.- Remolinos y más
Los tornados y las trombas no son nuevos en el centro-sur del Chile, pero después de los que azotaron con especial furia a Biobío en 2019 quedamos atentos a estos fenómenos extremos que, sí, se han vuelto más frecuentes.
En abril una nube embudo (no tocó tierra) acompañó una intensa tormenta eléctrica en Ñuble. En junio, un remolino arrancó árboles y voló techumbres en Llico, costa del Maule. Ese día, producto de la inestabilidad, cayó una tremenda granizada en la cordillera de la costa de O’Higgins y Valparaíso, algo que muchos confundieron con nieve; pero no, fueron granizos.
4.- Eclipse lluvioso
El eclipse total de Sol fue EL fenómeno astronómico del año. Nadie se lo quiso perder, tampoco las lluvias, que acompañaron el magno evento justo sobre la zona de la oscuridad total (umbra) a la hora precisa en que la luna se interpuso entre el Sol y la Tierra. El próximo elipse solar en Chile continental será en diciembre de 2048 en Aysén, esperamos, con un cielo despejado.
3.- Viento poderoso
170 kilómetros por hora alcanzó la racha de viento más potente del pasado invierno en la costa central chilena, según el registro de la Armada en el Faro Punta Hualpén de Biobío. De acuerdo con la Escala de Beaufort, la marca de junio califica como temporal huracanado. Mientras, Valparaíso recibió su temporal más severo en agosto con ráfagas que llegaron a 93 kilómetros por hora en el Faro Punta Ángeles.
2.- Lluvias salvadoras
La zona central de Chile termina el año con un déficit de precipitaciones superior al 40%. Esta cifra sería peor de no ser por las 5 de lluvias importantes que hubo en junio (3) y julio (2). Tan destacados fueron que elevaron a este como el junio más lluvioso desde 2005 en Santiago, mientras que julio fue el con más agua caída desde 2006.
1.- Gran sequía
De no ser por las lluvias de junio y julio la situación hídrica en el centro-norte del país sería catastrófica en las grandes ciudades, y no sólo en los sectores rurales como lo es desde hace bastante tiempo.
A nivel nacional, la sequía suma 11 años. Son 13 años consecutivos en la zona central (Valparaíso a Biobío) y 12 en el caso particular de Santiago. La sequía, sin dudas, pese a su extensa presencia, sigue siendo el factor climatológico que año a año más nos marca. ¿Qué piensas tú?