Ruido: un contaminante invisible que afecta y deteriora la calidad de vida
La pérdida de audición es solo uno de los variados efectos que tiene la exposición constante al ruido ambiental sobre nuestro cuerpo. El respeto hacia las demás personas es la piedra angular para que disminuyan los casos de sordera a nivel mundial.
De acuerdo a la Real Academia Española (RAE), el ruido se define como "un sonido inarticulado, por lo general desagradable". En el año 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS), presentó la nueva Norma para disminuir la pérdida de audición, ya que "más de mil millones de personas, entre los 12 y 35 años, corren este riesgo debido a la prolongada exposición a música fuerte y otros sonidos recreativos que pueden afectar, incluso, las oportunidades laborales".
El Dr. Ren Minghui, Subdirector General de la OMS, señala que "los gobiernos, la sociedad civil, las entidades del sector privado, los fabricantes de dispositivos de audio personal, sistemas de sonido y equipos de videojuegos, así como los propietarios y gerentes de los lugares dedicados a eventos y entretenimiento, tienen una importante función en la promoción de la nueva Norma mundial".
Por su parte, el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) expone seis diferencias entre el ruido y otros contaminantes, que son sumamente importantes de aprender:
- requiere poca energía para ser emitido y es barato de producir;
- presenta complejidades al momento de cuantificarlo;
- no deja residuos como, por ejemplo, los gases efecto invernadero (GEI);
- tiene un efecto acumulativo negativo en la salud de las personas y animales;
- posee un radio de acción más localizado que otros contaminantes;
- se subestima sus efectos, debido a que se percibe solo con el sentido de la audición.
Además, el MMA también nos da a conocer cuatro fuentes de ruido a los que estamos en constante exposición: tránsito vehicular; carreteras, ferrocarriles y aropuertos; fuentes fijas (construcción); actos y conductas ruidosas.
Efectos "silenciosos" del ruido sobre nuestra salud
En primer lugar, tenemos los efectos a nivel fisiológico, es decir, la pérdida de audición y la tinnitus. Con la tinnitus se pueden sentir ruidos imaginarios como murmullos, chasquidos, rugidos o zumbidos en los oídos. Como consecuencia de ello, la capacidad de atención se ve mermada, afectando el desempeño laboral y los estudios.
Sumado a ello, el ruido continuo y de menor nivel —por ejemplo el tránsito vehicular— puede generar efectos en otras partes del cuerpo. Aquí encontramos las enfermedades cardiovasculares, problemas cognitivos, alteraciones del sueño, irritabilidad y estrés fisiológico.
Si hablamos de cifras, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), define los siguientes estándares de sonido, tanto para el período diurno como nocturno:
| Período | Aceptable | Inaceptable |
|---|---|---|
| Diurno | Menor a 65 dB | Mayor o igual a 65 dB |
| Nocturno | Menor a 55 dB | Mayor o igual a 55 dB |
| Estándar aceptable e inaceptable del sonido (decibeles, dB) definidos por la OCDE. | ||
La realidad chilena
En Chile, no solo la Región Metropolitana es la que se ve afectada con el ruido. En Valdivia, casi 10.000 personas se ven expuestas a ruidos inaceptables durante el día, mientras que en la noche esta cifra llega a las 6.000 personas. En la conurbación Temuco - Padre Las Casas, el ruido inaceptable diurno afecta a más de 30.000 personas. Además, en la atractiva conurbación Coquimbo - La Serena, el ruido inaceptable es más intenso en la noche, afectando a más de 30.000 personas; situación que se complica en la época de verano.
Sin lugar a dudas, el ruido ambiental es una amenaza invisible para nuestra salud, siendo imperativo que se cumplan los niveles aceptables, tanto de día como de noche. De esta manera, se construye una sociedad donde se respeta a las personas para un desarrollo óptimo en su desempeño diario, con el cual se pueden recoger los frutos a largo plazo.