¿Sabías que este año es bisiesto? Conoce el origen de esta curiosa tradición temporal

El calendario 2024 tendrá un día adicional en febrero, mes que cada cuatro años se modifica para “ajustar” la cantidad de días que realmente tiene el año. Te contamos porqué ocurre esta rareza.

Año bisiesto
Este año tiene 366 días en lugar de los tradicionales 365 por ser bisiesto, un sistema que ha permitido sincronizar los calendarios civiles, religiosos y agrícolas con el año solar.

El tiempo, esa dimensión misteriosa que nos atrapa en su constante fluir, nos sorprende cada cuatro años con un fenómeno peculiar: el año bisiesto. Pero, ¿de dónde viene todo esto de añadir días y además hacerlo exactamente cada cuatro años?

Primero vamos al origen de la palabra “bisiesto”. Esta tiene sus raíces en el latín, donde "bis" significa dos veces y "sexto" hace referencia al sexto día antes de las calendas de marzo.

Los romanos llamaban “calendas” al primer día de cada mes, aquí está el origen de la palabra “calendario” y además contaban hacia atrás los días que faltaban.

Por otro lado, y por curioso que parezca, el año solar no tiene 365 días exactos. Según cálculos matemáticos un año solar tiene en realidad 365,2422 días ¿Y qué hacemos con esa fracción? No hay calendarios que pueden igualar ese número y simplemente borrarla aunque parece pequeña, pero no deja de ser importante.

Un viaje a la antigua Roma

Todos los caminos llevan a Roma, y cómo no, para entender la creación de este sistema debemos “viajar” al pasado y situarnos en el Imperio Romano. No podía ser otro que Julio César, quien en el año 45 a.C. reformó el calendario romano, dándonos el calendario juliano.

Dicen las malas lenguas que gracias a su aventura con Cleopatra, Julio César tomó el ejemplo del calendario egipcio que data del siglo III a.C que ya había establecido un sistema de año bisiesto para corregir el calendario cada cuatro años.

A pesar de sus esfuerzos, con este nuevo calendario no se lograba sincronizar año solar con año cronológico, es decir, las estaciones no coincidían con las fechas en el calendario.

Dormir el 4 de octubre y despertar el 15

Fue en el año 1582 cuando el papa Gregorio XIII asesorado por los astrónomos de la época convocados en la “comisión del calendario” propuso el calendario gregoriano para corregir este desajuste temporal.

Estaciones del año
En este nuevo sistema, se añadieron reglas específicas para los años bisiestos con el fin de sincronizar el calendario con las estaciones del año.

La “solución” fue práctica y directa: si nos sobran días, simplemente eliminémoslos y ya. Tal cual fue la medida adoptada para ajustar el calendario, donde habitantes de Italia, Francia, España y Portugal se fueron a dormir la noche del 4 de octubre para despertarse diez días después, exactamente el día 15 del mismo mes ¿Quién dijo que los viajes en el tiempo no existían?

Benditas matemáticas

Pero fuera de bromas, se permitió establecer cierto orden basado en reglas matemáticas para que desde ese momento en adelante, el calendario gregoriano –el que seguimos mayormente en el mundo occidental–, se ajustara de manera adecuada al transcurso del año solar en curso

¿Cuál era ese ajuste? ¡Sí! el sistema de años bisiestos como lo conocemos hoy en día y que establece las siguientes reglas:

  • Cualquier año divisible por 4 es un año bisiesto, como 2016, 2020, 2024, 2028.
  • Toda regla tiene excepciones. En este caso siglos como 1900 y 2000 solo tienen un día bisiesto si son divisibles por 400. 1900 es divisible entre 4 y también entre 100, pero no entre 400, por lo que no es un año bisiesto. Esto significa que los siglos son solo un año bisiesto si son divisibles por 400.

¿Por qué tanta complicación? La respuesta radica en el intento de mantener nuestros eventos anuales, como las estaciones y festividades, alineados con la posición de la Tierra en su órbita alrededor del Sol.

El año bisiesto, ese intrépido adicional en nuestro calendario, es mucho más que un simple ajuste temporal. Es un vínculo entre el pasado y el presente, una tradición que ha perdurado a lo largo de los siglos y que nos recuerda la complejidad y la maravilla de nuestro sistema para no perdernos en el tiempo y el espacio.