¿Sacrificio ambiental versus reserva de agua? Las dos caras de los embalses
Aunque aportan beneficios como abastecer agua potable, para riego o la producción de energía eléctrica, su implementación puede representar riesgos e impactos en el medioambiente. ¿Cuáles son los pros y contras de los embalses?
Este invierno nos ha dejado imágenes que no veíamos hace años en Chile. Torrentosas lluvias, inundaciones en varias zonas del país e incluso la reaparición de agua en lugares afectados por la megasequía, como la laguna de Aculeo.
Así también han reaparecido en escena los embalses, que luego de dos intensos sistemas frontales –uno en junio y el más reciente en la segunda quincena del mes de agosto –, tuvieron que realizar “vertimientos preventivos”, dados sus altos porcentajes de agua embalsada.
Expertos y autoridades vienen debatiendo hace años sobre la utilidad de estas estructuras y la necesidad de construir más ¿Pero cuál es el costo versus el beneficio que pueden entregar los embalses a las comunidades y al medioambiente?
¿Qué es un embalse?
Partamos por lo básico. Acudimos a un viejo favorito de la definición, la Real Academia Española, para entender qué son los embalses:
“Gran depósito que se forma artificialmente, por lo común cerrando la boca de un valle mediante un dique o presa, y en el que se almacenan las aguas de un río o arroyo, a fin de utilizarlas en el riego de terrenos, en el abastecimiento de poblaciones, en la producción de energía eléctrica, etc.”
Si buscamos algo más técnico, la definición entregada por la Comisión Nacional de Riego (CNR) la expone como “aquella infraestructura o conjunto de obras que sirven para almacenar las aguas que se pierden por escurrimiento y así ser aprovechadas durante los períodos en que se origine un déficit o para aumentar la superficie regada.
Agua para tiempos de escasez, una de sus mayores ventajas
“El que guarda siempre tiene”. Es el dicho popular que de alguna forma representa uno de los mayores aportes de los embalses a las comunidades y que tiene sentido cuando recordamos que desde el año 2010 Chile comenzó a vivir una megasequía, sumado al contexto global de cambio climático.
Datos entregados por el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) indican que entre el periodo 2010-2019 entre las regiones de Coquimbo y la Araucanía hubo un déficit de precipitaciones cercano al 30%.
Entonces aquí radica la importancia de los embalses: abastecer las demandas de agua de una población; considerando que esta es un recurso fundamental para la vida cotidiana, el desarrollo agrícola e industrial.
Más que un lugar de almacenamiento
Conocedores en temas de infraestructura hídrica resaltan que los embalses también son útiles en otros aspectos, como controlar el cauce de ríos, generación de energía eléctrica e incluso en promover la actividad pesquera, de recreación y turismo.
A estos embalses destinados a varios propósitos se les denomina “de usos múltiples” y de acuerdo a información entregada en un documento académico por el ingeniero Cesar Rodriguez Villanueva del Comité Peruano de Grandes Presas (COPEGP), estos presentan las siguientes ventajas:
- Mejoramiento en el suministro de agua a núcleos urbanos y rurales en épocas de sequía.
- Aumento de las posibilidades y superficie de riego.
- Desarrollo de la industria pesquera.
- Incremento de las posibilidades de recreación.
- Mantenimiento de reservas de agua para diferentes usos (energía, minería, etc).
Mirando el vaso medio lleno
Si hacemos un análisis poniendo las cosas en una balanza, los embalses presentan pros y contras que, dependiendo de cuál pese más, será finalmente la decisión de implementarlos en una determinada zona.
Mirando primero la “cara linda” de estas estructuras, se han descrito los siguientes beneficios:
- Gestión del agua frente a la crisis climática, manejando de mejor forma la “incertidumbre hidrológica”.
- Permiten un adecuado equilibrio entre el uso de las aguas superficiales (ríos, arroyos, quebradas, lagos, humedales) como de las aguas subterráneas (pozos, aljibes, etc.), sin llegar a situaciones de sobreexplotación.
- Regula la recarga de acuíferos y manantiales que se encuentren aguas abajo del embalse, favoreciendo el incremento del caudal del río que, a su vez, favorece al ecosistema.
En una entrevista para el portal web Ex-Ante, el presidente ejecutivo de la Asociación de Generadoras de Chile, Claudio Seebach, señaló que “embalses como Colbún, Rapel, Laguna del Laja, Angostura o Ralco han jugado un rol crítico para contener y amortiguar los efectos de las enormes crecidas, y una pieza clave de la adaptación al cambio climático. Sin ellos, los impactos de las lluvias habrían sido aún más graves”.
La cara “turbia” de los embalses
Lamentablemente estas estructuras que parecen ser de gran utilidad para la población, acarrea consecuencias negativas.
Su implementación modifica el medioambiente, puede desestructurar comunidades ya que provoca migración en ciertas zonas, e incluso podría aumentar la incidencia de enfermedades como la malaria y el dengue.
De acuerdo a información entregada por COPEGP, los principales impactos que genera la construcción de embalses son:
- Alteración de ecosistemas, debido a pérdida de sedimento que alimenta a peces y especies vegetales a lo largo del río.
- Desplazamiento de comunidades humanas río arriba, donde pueden ocurrir inundaciones.
- Pérdida de biodiversidad, afectando principalmente a las especies en peligro de extinción que habitan los ecosistemas donde se construye el embalse.
- Contribución al cambio climático, ya que las inundaciones río arriba afectan a bosques que contribuyen a la eliminación de dióxido de carbono.
- Reducción en la calidad del agua por presencia de fertilizantes, aguas residuales y proliferación de algas.
¿Existen alternativas?
La crisis ambiental que vivimos a nivel global nos exige apurar el ritmo y encontrar soluciones sostenibles para manejar la escasez hídrica que nos afecta.
En Chile existen iniciativas como Escenarios Hídricos 2023, que proponen medidas “para alcanzar la seguridad y sustentabilidad hídrica para Chile al 2050”.
Ulrike Broschek, representante de esta iniciativa, detalló a Fundación Chile que la identificación y recarga natural de acuíferos permite aumentar la capacidad de almacenamiento de agua natural a bajo costo, mediante sistemas que permitan retener durante más tiempo el agua en los valles mediante infiltración.
“Son embalses naturales subterráneos que ya están construidos, fueron provistos por la propia naturaleza y que podemos utilizar de inmediato”, resaltó Ulrike.