Secretos del océano profundo: la expedición que explora el lado más desconocido del mar chileno
Un equipo internacional se aventura en el fondo marino de Chile en busca de vida extrema y fenómenos únicos, con tecnología de punta y mucha curiosidad.
En las gélidas y oscuras profundidades del Océano Pacífico, frente a las costas chilenas, se esconde un mundo fascinante y desconocido. Un lugar donde la vida florece en condiciones extremas, alimentada por la energía de la Tierra y no por la luz del Sol.
Un equipo conformado por investigadores de Chile, Estados Unidos y Portugal, se ha embarcado en una audaz expedición para explorar estos ecosistemas únicos y desvelar los secretos que guardan.
“Laboratorio” natural bajo el mar
A kilómetros bajo el agua y lejos de la vista humana, la costa de Chile es un laboratorio vivo donde el mar, la tierra y el fuego (¡literalmente!) se combinan en formas que desafían lo que creemos saber.
La subducción de la placa de Nazca bajo la placa Sudamericana ha creado un entorno único y dinámico, donde la actividad volcánica y los terremotos son comunes.
Los choques entre placas tectónicas no solo forman montañas y provocan terremotos, sino que crean un ambiente perfecto para estudiar cómo sobreviven organismos en un entorno tan extremo.
Esto es lo que busca demostrar la expedición científica que lidera el buque oceanográfico de la fundación estadounidense, Schmidt Ocean Institute.
El equipo está conformado por Jeffrey Marlow de la Universidad de Boston, Patricia Esquete de la Universidad de Aveiro, Portugal, y Eulogio Soto de la Universidad de Valparaíso, Chile.
Oasis ocultos en el fondo del mar
En estos lugares tan extremos, la vida se desarrolla de manera muy diferente a lo que estamos acostumbrados. La ausencia de luz solar ha obligado a los organismos a adaptarse y encontrar nuevas formas de obtener energía.
A medida que el equipo científico explora el fondo marino chileno, se encuentran con dos fenómenos fascinantes: los respiraderos de metano y las fumarolas hidrotermales.
Ambos son como oasis en la oscuridad del océano, atrayendo vida en formas inesperadas, aunque su origen es diferente.
Respiraderos de metano
Estos se forman cuando el gas metano, liberado por la descomposición de materia orgánica, queda atrapado bajo el suelo marino. Con el tiempo, el gas se abre camino a través de grietas y sale a la superficie.
En estos puntos, microorganismos especializados aprovechan el metano como fuente de energía (una especie de “comida” para ellos) y, a su vez, crean un ecosistema único que da vida a pequeños crustáceos y otros organismos adaptados a este ambiente extremo.
Estos microbios también tienen un rol vital para el clima, pues ayudan a que el metano —un potente gas de efecto invernadero— se mantenga atrapado en el fondo marino en lugar de liberarse a la atmósfera.
Fumarolas hidrotermales
Estas se forman cuando el agua fría del océano se filtra en el suelo marino y entra en contacto con el magma.
Al calentarse, esta agua se enriquece de minerales, como hierro y azufre, y luego emerge a través del suelo en forma de chorros de agua muy caliente, llamados “chimeneas” o columnas hidrotermales.
Alrededor de estas chimeneas se desarrollan otros tipos de bacterias y organismos que se alimentan de los minerales, generando un hábitat único.
Al estudiar estos dos tipos de “escapes” en el fondo marino, el equipo científico espera entender mejor cómo funcionan estos ecosistemas tan diferentes y su rol en el ciclo de nutrientes del océano.
Una expedición sin precedentes
Los investigadores están tomando muestras y mapeando el fondo marino con la tecnología del SuBastian, un ROV (vehículo operado remotamente) que graba cada rincón de este misterioso ambiente.
Gracias a estas imágenes, han podido observar patrones de vida únicos y especies adaptadas a un hábitat donde la luz nunca llega.
Estos organismos parecen venidos de otro planeta, viviendo en una oscuridad total y en temperaturas heladas, pero con la habilidad de prosperar gracias a la “cocina” que los microbios montan con el metano.
Más allá de las sorpresas y de la maravilla de explorar lo desconocido, esta expedición tiene un propósito claro: proteger y entender mejor el océano profundo, un ecosistema que no solo es fascinante sino vital para el equilibrio climático del planeta.
Chile también busca aprovechar estos conocimientos para sus propias políticas de conservación y acciones climáticas, dentro del marco del Acuerdo de París. ¿Y quién sabe? Quizás esta aventura no solo desvele los secretos del fondo del océano chileno, sino que inspire nuevas formas de entender y cuidar el planeta.
Fuentes y referencias de la noticia:
- Schmidt Ocean Institute. Canyons, Vents, and Seeps of the Chile Margin. (2024). Publicado en la sección de noticias de esta fundación.