Abejas asesinas: explorando el territorio de una especie estigmatizada
Aunque su nombre suena intimidante, muchas veces con justa razón, es fundamental conocer a estos insectos para evitar situaciones de peligro y mantener el equilibrio de los ecosistemas.
En los exuberantes paisajes de África subsahariana y el sudeste del continente, una variante única de abejas, la Apis mellifera scutellata o abeja africana, ha volado por el mundo para “evolucionar” con un temperamento un tanto peculiar.
A diferencia de sus parientes europeas, estas abejas son reconocidas por su agresividad y su tendencia a la acción enérgica cuando su colmena se siente amenazada.
Es por esto que han recibido el apodo de “abeja asesina”, nombre que la ha hecho famosa a nivel mundial, pero que genera miedos y dudas sobre su potencial rol en el equilibrio de los ecosistemas.
Un origen poco afortunado
Para conocer como nació esta particular especie, debemos viajar al Brasil de los años 50. En un intento por mejorar la producción de miel, se importaron abejas africanas con la esperanza de cruzarlas con las europeas.
Estas abejas tienen ciertos rasgos de comportamiento que las diferencian de otras especies:
Agresividad y ataques masivos
A diferencia de las abejas europeas, las africanizadas son más propensas a lanzarse a la defensa de su colmena en grandes enjambres, causando un número significativo de picaduras si se sienten amenazadas.
Facilidad para formar enjambres
Estas abejas tienen una habilidad notable para formar nuevos enjambres, lo que significa que pueden dividirse y establecerse en nuevos lugares con más frecuencia que sus parientes europeas.
Selección del lugar de nidificación
A diferencia de las abejas europeas, que suelen ser más selectivas en cuanto a dónde construyen sus colmenas, las africanizadas pueden establecerse en una variedad de lugares, desde cañerías hasta grietas en edificios.
Si bien las abejas africanizadas tienen una reputación temible, los casos de ataques masivos son raros y suelen ser incidentes aislados. Sin embargo, grupos de riesgo, como niños, personas mayores o animales domésticos, pueden estar más expuestos a los riesgos asociados con estas abejas.
¿Dónde encontramos abejas africanizadas?
Desde lo ocurrido en Brasil, las abejas asesinas se han extendido por América Latina. La lista de países donde se ha registrado su presencia es larga: desde el sur de Argentina, subiendo por Perú y Ecuador, pasando por países de Centroamérica como Costa Rica y Honduras.
Su capacidad de adaptarse a diferentes hábitats le ha permitido llegar hasta el norte de América, “instalando” sus enjambres en México y algunas regiones de Estados Unidos.
Según una publicación de la Universidad de California Riverside, los primeros avistamientos de esta abeja en Estados Unidos fueron en los años 90 en los Estados de Texas, Arizona, California y Nevada.
Fanáticas del néctar y el polen… como cualquier otra abeja
A pesar de su nombre temible, las abejas africanizadas comparten la misma pasión que sus parientes europeas: recolectar néctar y polen para alimentar a su colonia y producir miel.
Al igual que otras abejas, desempeñan un papel crucial en la polinización de plantas, contribuyendo así a la salud de los ecosistemas y la producción de alimentos.
En un artículo publicado en la revista Veterinaria México, se destaca que las abejas africanizadas tienden a recolectar más polen y más propóleos que las abejas europeas. Esto representa una ventaja para aquellos apicultores que se dedican a cosechar estos productos.
¿Por qué nos preocupan y qué debemos tener en cuenta para su control?
Aunque las abejas africanizadas son valiosas en muchos aspectos, su agresividad y comportamiento defensivo las convierten en una preocupación para la seguridad pública.
Identificar a las abejas africanizadas puede ser todo un desafío, ya que a simple vista se parecen mucho a las abejas de la miel que conocemos:
- Estas abejas, que miden aproximadamente 1,9 centímetros de largo y son de un color marrón con un ligero toque de pelusa;
- Tienden a esconder sus nidos en cavidades.
- Si notas insectos menos peludos con distintivas marcas amarillas y negras, o incluso ves nidos de papel gris, lo más probable es que estés frente a avispas y no abejas.
- Ten en cuenta que si te encuentras con abejas más grandes de lo habitual, es poco probable que sean abejas melíferas comunes.
Es importante tomar medidas para controlar sus poblaciones y minimizar los riesgos asociados con su presencia.
Esto incluye educar a la sociedad sobre cómo evitar encuentros peligrosos con estas abejas, así como implementar prácticas de manejo de colmenas que reduzcan su impacto en las comunidades locales.
Es fundamental comprender su papel en el medio ambiente y encontrar formas de convivir con ellas de manera armoniosa, aprovechando su contribución a la biodiversidad y la seguridad alimentaria.
Fuentes y referencia de la noticia:
Novoa-Guzman E., Correa A. Colonización, impacto y control de las abejas melíferas africanizadas en México. Veterinaria México (2011)
UC Riverside: Africanized Honeybees.