Actividad solar alta continuará hasta 2025, pero todavía no se sabe si veremos auroras australes otra vez
En este momento, el Sol sigue lanzando llamaradas, pero en direcciones que no apuntan a la Tierra. ¿Pueden volver a ocurrir auroras en latitudes bajas? Sí, pero aún no es posible saber qué tan probable es ni cuándo.
El Sol continúa acercándose a su máximo solar, el peak de mayor intensidad dentro de su actual ciclo y, con ello, está produciendo grandes llamaradas, como las que causaron auroras incluso en latitudes bajas de la Tierra la semana pasada, pero esta vez apuntando en otras direcciones.
Este martes 14 de mayo, el Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC) de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de EE.UU., anunció la que, hasta ahora, ha sido la llamarada solar más intensa de este ciclo, calificada como X8.7, en una escala donde X9 es lo más intenso.
Estas grandes erupciones del Sol duran desde minutos a horas, en las que se liberan poderosas ráfagas de energía y radiación. Cuando están en dirección a la Tierra, además de provocar fenómenos como las auroras, pueden causar problemas en los satélites o en el suministro eléctrico.
“Cuando la intensidad de la actividad magnética del Sol es muy grande, podemos ver auroras incluso en latitudes muy bajas, que fue lo que ocurrió recientemente y, por otro lado, el principal impacto es en los sistemas de comunicación y los sistemas eléctricos”, explica la astrónoma Andrea Mejías, investigadora del Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.
“Toda esta actividad induce corrientes eléctricas en la Tierra, entonces pueden fallar los sistemas de energía, provocar cortes de luz masivos, se pueden caer los sistemas de comunicación debido a esta misma interacción, por ejemplo. Los satélites que están en órbitas bajas, principalmente, también se desorientan un poco, no se pueden comunicar entre ellos”, agrega.
Las auroras más intensas de los últimos 20 años
Se prevé que la actividad solar aumente de manera constante hasta el otoño del hemisferio norte de 2024, por lo que será más probable detectar auroras en las cercanías de los polos Norte y Sur, donde el campo magnético de la Tierra es más débil. La ampliación del rango de avistamientos hacia latitudes más bajas, aún no es posible asegurarla.
“Ahora que estamos en el máximo de actividad solar, es superprobable que tengamos nuevos eventos de eyecciones de masa coronal o llamaradas que podrían eventualmente provocar nuevas auroras en la Tierra, ya sea boreales o australes. Pero todavía no podemos saber a ciencia cierta qué tan probable es que vuelvan a ocurrir ni cuándo, ya que para poder empezar a correr todos los modelos que calculan la probabilidad de auroras, hay que primero detectar el evento”, indica Andrea Mejías.
La astrónoma explica que es necesario observar y medir una eyección de masa coronal o llamarada que esté apuntando hacia la Tierra, ya que están ocurriendo en todas direcciones. “Cuando una nos apunta directamente es que sabemos que todo ese material va a estar viajando por el espacio y en algún momento va a llegar a la Tierra, podemos calcular la velocidad a la que eso se mueve y en qué momento más o menos va a empezar a interactuar con nuestro campo magnético. Hasta que no ocurra, no podemos determinar la probabilidad de auroras, ni el momento en que deberían ocurrir”, asegura.
“Por la misma rotación del Sol, estas manchas ya se escondieron y ahora están en la cara que nosotros no podemos ver, por tanto, este grupo de manchas sigue teniendo actividad, una actividad magnética importante, pero ya no nos está apuntando”, agrega.
Cómo funciona el ciclo solar
La actividad del Sol aumenta y disminuye debido a cambios propios de su campo magnético, que varían en un período de 11 años, conocido como ciclo solar. El ciclo solar 25 comenzó en diciembre de 2019 y ahora se acerca al punto máximo, entre finales de 2024 y principios de 2025.
“Cuando aumenta la actividad podemos tener un aumento en distintas características que podemos observar del Sol, como por ejemplo, las manchas solares, las llamaradas, las erupciones y las eyecciones de masa coronal, que son cuando el Sol libera al espacio material de la superficie, que incluye partículas cargadas, plasma de la superficie del Sol y, por supuesto, mucha radiación electromagnética muy energética”, sostiene la astrónoma de la U. de Chile.
Los máximos solares se calculan y proyectan a partir del estudio de los ciclos solares anteriores y observaciones actuales de la actividad del Sol. “Hay modelos astronómicos que se usaron para predecir en qué momento caería el próximo máximo solar, pero de todas maneras estas tienen un error asociado. Lo que los astrónomos hacen es siempre estimar un periodo, un rango de tiempo en donde podría ocurrir el máximo solar, que en el ciclo actual correspondía a este año y probablemente una parte del 2025”, asegura.