Aguijón de vida o sacrificio: por qué las abejas mueren tras picarnos y las avispas no

La diferencia está en la estructura de sus aguijones y el comportamiento evolutivo que desarrollaron para sobrevivir. Descubre cómo y por qué estos insectos actúan de manera tan distinta

Abejas de miel y avispa
Tanto abejas como avispas emplean el aguijón como mecanismo de defensa. Sin embargo, solo las abejas melíferas sacrifican su vida al picar, debido a la estructura única de su aguijón.

Cuando una abeja te pica, está firmando su sentencia de muerte, mientras que una avispa puede picar tantas veces como quiera sin sufrir daños.

Pero ¿qué hay detrás de este dramático contraste? La clave está en los detalles evolutivos de sus aguijones y sus estrategias de defensa.

Una cuestión de diseño

¿Sabías que un pequeño detalle en el diseño de sus aguijones puede definir la supervivencia o la muerte de estos insectos? Tanto las abejas como las avispas esconden estrategias fascinantes tras sus picaduras.

El aguijón de las abejas obreras está diseñado con pequeños ganchos que se aferran en la piel gruesa de los mamíferos, como un arpón. Esto les permite liberar más veneno, pero al intentar retirarse, parte de su abdomen queda atrapado, provocándoles heridas letales.

Este mecanismo está pensado originalmente para enfrentar a otros insectos, donde el aguijón puede ser usado repetidamente sin consecuencias fatales.

Por otro lado, el aguijón de las avispas es liso y retráctil. Gracias a esto, pueden picar varias veces sin perder partes vitales de su cuerpo.

Este diseño refleja su comportamiento más agresivo y su papel como depredadoras activas en el ecosistema, ya que utilizan su veneno tanto para cazar como para defenderse.

Comportamiento y sociedad: ¿amigos o enemigos?

Además de la anatomía, el comportamiento social también influye en la decisión de picar. Las abejas son altamente sociales y viven en colonias.

Su instinto de protección hacia la colmena las lleva a sacrificarse por el bien del grupo. Cuando una abeja obrera pica, lo hace para proteger a su colmena, en especial a la reina y las crías.

Este acto de sacrificio altruista asegura la supervivencia de la colonia, aunque cueste la vida de la abeja individual.

Las avispas, en cambio, son más solitarias o viven en colonias más pequeñas. Su comportamiento es más agresivo, ya que a menudo cazan otros insectos para alimentar a sus crías. Por lo tanto, están más predispuestas a picar como método de defensa o para someter a sus presas.

No todas las abejas mueren al picar

Cuando pensamos en abejas, lo más probable es que nos venga a la mente la imagen de una abeja de miel (o melífera), con su característico color amarillo y negro. Sin embargo, el mundo de las abejas es mucho más diverso de lo que imaginamos.

De las más de 21 mil especies de abejas en el mundo, solo unas pocas, como la abeja melífera europea (Apis mellifera), tienen aguijones barbillados que las condenan tras una picadura.

Las meliponas, por ejemplo, son un grupo de abejas sin aguijón nativas de América, África y Asia. Estas pequeñas abejas, a menudo llamadas "abejas meliponas" o "abejas sin aguijón", producen miel de excelente calidad y son importantes polinizadores.

En lugar de picar, se defienden mordiendo o liberando feromonas con un olor desagradable para ahuyentar a los intrusos.

Un contraste químico entre abejas y avispas

El veneno de las abejas y las avispas también tiene diferencias. El de las abejas es ácido y contiene melitina, una sustancia que causa dolor e inflamación, pero que también tiene aplicaciones medicinales en la llamada apiterapia.

Por su parte, el veneno de las avispas es alcalino y contiene acetilcolina, que intensifica el dolor. Esta diferencia química explica por qué el vinagre puede aliviar una picadura de avispa, pero no es útil para una de abeja.

Abejas sin aguijón
Desde las abejas melíferas, tan conocidas por su miel, hasta las pequeñas abejas solitarias que polinizan flores silvestres, cada especie juega un papel crucial en los ecosistemas.

La diversidad de las abejas va más allá de la presencia o ausencia de aguijón y de la composición de su veneno. Miles de especies de abejas, cada una con características únicas y adaptaciones fascinantes, han evolucionado para sobrevivir en diferentes entornos.

Las abejas, con su danza y su incansable labor, y las avispas, con su agilidad y su instinto cazador, son dos caras de la misma moneda: la lucha por la supervivencia.

Cada picadura, cada vuelo, cada gota de néctar recolectado es una historia de vida que merece ser contada.

Al maravillarnos ante la diversidad de estos insectos, podemos encontrar inspiración para cuidar de nuestro planeta y de todas las criaturas que lo habitan.

Fuentes y referencias de la noticia:

- Xi F. et all., Structures, properties, and functions of the stings of honey bees and paper wasps: a comparative study. Biology Open. (2015).