Arroz dorado: un alimento que puede salvar millones de vidas
Científicos han solicitado legalizar este tipo de arroz en países claves del mercado asiático, para subsanar el problema de las enfermedades y muertes causadas por la malnutrición. Conoce más, en la siguiente nota.
La deficiencia de vitamina A (DVA) ha matado a millones de niños y niñas en los países menos desarrollados, durante al menos las últimas tres décadas. Esta problemática ha llevado a pensar alternativas que puedan disminuir la mortandad de seres humanos, debido a la hambruna.
Así nace la idea de consumir una variedad de arroz genéticamente modificada conocida como arroz dorado, integrándolo como una estrategia potente y rentable para combatir la falta de vitamina A.
En las naciones de altos ingresos donde las poblaciones tienen acceso a una diversidad de alimentos, la falta de vitamina A es poco común. Sin embargo, las poblaciones de menos recursos económicos, tienen limitado su acceso a alimentos ricos en vitamina A o betacaroteno —nutriente precursor de esta vitamina— por lo que se ven expuestos a sus riesgos asociados: enfermedades infecciosas y diarreicas, ceguera irreversible y otras pérdidas sensoriales y muerte prematura.
Impulsando la legalización del arroz dorado
Un reciente artículo publicado por un grupo de científicos en la revista Proceedings of The National Academy of Science (PNAS), de la Asociación Nacional de las Ciencias de los Estados Unidos, da a conocer la importancia de la legalización del arroz dorado en algunos países claves del mercado asiático, para subsanar el problema de las enfermedades y muertes causadas por la malnutrición.
No obstante, el arroz dorado se ha enfrentado a diversas adversidades, especialmente por parte de grupos ambientales como Greenpeace, ya que lo ven como una amenaza. Para ellos, la venta de arroz dorado tiene, como fin, normalizar el mercadeo de transgénicos a nivel global.
No obstante, si esto se ve desde un punto de vista ético social, no existiría problema con este tipo de arroz, ya que las empresas han renunciado al cobro por concepto de patentes a agricultores que en general son muy pobres.
Por otra parte, científicos a nivel mundial creen que se pierde el foco en lo que respeta a los transgénicos a nivel global y piensan que la lucha contra el arroz dorado no es factible para esos propósitos, ya que, desde esta perspectiva, es antiético limitar el acceso de personas malnutridas a este producto, que sin duda se necesita en el mercado asiático.
Hoy en día, a excepción de Filipinas, los gobiernos de países asiáticos que más necesitan acceso a la vitamina A, no han aprobado todavía la producción y comercialización del arroz dorado.
El artículo además destaca logros notables para reducir la mortandad por deficiencia de vitamina A en Asia oriental y sudoriental, de un 39% a un 29%. Aún con ese logro, varios consumidores de arroz en Asia no tienen acceso a una variedad de alimentos y tampoco les es posible adquirir los nutrientes que necesitan para sobrevivir.
Los autores refutan otro argumento esgrimido por Greenpeace referente a la comercialización del arroz dorado, referente a que haría que estos mercados asiáticos dependerían de un solo alimento básico y se impida una futura diversificación de fuentes nutritivas.
El problema es que el arroz ya es (desde hace muchos años) el alimento básico de la inmensa mayoría de los pobres asiáticos. La diversificación alimentaria siempre es posible, y es algo que probablemente ocurra en el futuro.
Tampoco hay razón alguna para su comercialización con base en no cumplir con las regulaciones debidas. Al contrario, los estudios están hechos y no hay obstáculo alguno en cuanto al cumplimiento con las normas de regulación. Se ha demostrado que el arroz dorado es seguro para el consumo humano.
Finalmente, el artículo de opinión sugiere que este impedimento para la aprobación del arroz dorado se debe a actitudes anticientíficas, no muy distintas a los movimientos antivacunas.
Este es el parecer de la mayoría de la comunidad científica actual, incluso existe una carta firmada por 158 ganadores del Premio Nobel exigiéndole a Greenpeace, abandonar su estrategia de obstaculizar el uso de transgénicos, como el arroz dorado, con el fín de salvar vidas.