"Caída libre" rompiendo la barrera del sonido: récords mundiales
Cuesta imaginar que haya humanos que se lancen desde alturas extremadamente altas para aportar al estudio de la ciencia y marcar récords mundiales. Hasta que lo ves, y te maravillas de lo impresionante que puede ser la "caída libre". Aquí te contamos.
Cuando en deporte se hace referencia a la caída libre, estamos hablando de una modalidad de paracaidismo. A diferencia del tradicional, se desciende sin desplegar el paracaídas hasta el límite en que requiere abrirse. El paracaidista o "skydiver" (buceador del cielo) se lanza de un aeronave en vuelo, que puede ser aerostato o aerodino. La idea de caer de este modo es sentir que se "vuela": las velocidades que alcanzan en promedio los skydivers están entre los 180 y 300 km/h.
Hay muy pocas personas que han sobrevivido a caídas libres sin paracaídas, como es el caso de la azafata Vesna Vulović que en 1972 cayó durante un vuelo a 10.160 m de altura y, tras un largo coma, logró sobreponerse. Algunos de los grandes deportistas de esta área han sido capaces de lanzarse a increíbles alturas.
¿Cómo definimos "caída libre" en física?
Cuando un objeto cae verticalmente desde una altura H y despreciando el rozamiento con el aire, se puede deducir una caída libre. Durante el movimiento rectilíneo uniformemente acelerado o variado, se establece que la aceleración coincide con el valor de la gravedad.
Por tanto, estaríamos en presencia de un cuerpo bajo la acción exclusiva del campo gravitatorio. Este concepto se diferencia de la caída libre deportiva, que se basa en dejarse caer (con fuerzas de rozamiento actuantes) sin paracaídas u otro tipo de sustentación alar, hasta el momento justo.
Récords mundiales de los saltos más valientes
En los años 50, se marcó el primer récord en caída libre. El pionero en caer a grandes alturas es el capitán estadounidense Joseph Kittinger. Como parte del proyecto Excelsior, hizo una serie de tres saltos llevando trajes a presión. En el último salto, cayó desde 31.330 m durante 4 minutos aproximadamente, con una velocidad de descenso de 988 km/h antes de abrir su paracaídas.
Años más tarde, en octubre de 2012, Felix Baumgartner fue el primer hombre en romper la barrera del sonido en caída libre. Subió en un globo de helio hasta la estratosfera y saltó a 38.969,4 metros de altura. Además de obtener el récord mundial en el salto más alto, se establecieron otros dos: la velocidad más rápida en caída (1.357,6 km/h) y el globo más grande con una persona a bordo. Lo increíble también estuvo en la cantidad de vistas simultáneas que alcanzó el evento en YouTube.
En 2014, Alan Eustace, afamado ejecutivo de Google, rompió el récord marcado por el salto en caída libre más alto. Eustace saltó de un gran globo de helio a una altura de 41.420 m sobre la tierra. Aunque se verificó una velocidad de caída más lenta que la anterior (1.300 km/h), logró superar la barrera del sonido, lo cual ocasionó una pequeña explosión sónica.
Dos años después, el paracaidista profesional Luke Aikins estableció el récord de salto más alto sin paracaídas o traje de alas. Sobrevivió para contar su experiencia, que por lo visto, fue fantástica. Estando a 7.000 metros de altura, saltó y dirigió su cuerpo en caída libre empleando sólo las corrientes de aire, hasta aterrizar en una red de alta tecnología.