Calor y temblor: ¿Hay relación entre tiempo atmosférico y terremotos?
Durante el año recién pasado, el Centro Sismológico Nacional registró en Chile 7.826 sismos con magnitudes entre 2,5 y 7,0. Es decir, en promedio, hubo más de 21 temblores diarios en el país.
Lunes 18 de enero de 2021. 23:46 horas. Un fuerte y prolongado movimiento telúrico afecta a gran parte del centro-norte de Chile. El epicentro, sin embargo, fue en San Juan, Argentina, con una magnitud de 6,4. Mientras busco resguardo, desde su habitación, mi abuela grita: “Ave María purísima, mijito, le dije que con estos calores iba a temblar. Se lo dije”.
No es que mi abuela sea tan longeva, pero las primeras teorías no sobrenaturales con respecto al origen de los terremotos se relacionan con la meteorología en el siglo IV antes de Cristo, así lo consigna la investigación “Terremotos a la luz a de la ciencia antigua” de Cristóbal Macías en la Universidad de Málaga, España.
De acuerdo con el estudio hay tres autores primarios. Anaxágoras de Clazómenas decía que el aire seco, contenido en las partes huecas de la tierra, se elevaba produciendo los temblores. Anaxímenes de Mileto afirmaba que los sismos se originan cuando la tierra se resquebraja en épocas de sequía y se desmorona en los tiempos de lluvia excesiva. Demócrito de Abdera elucubraba con que la tierra está llena de agua subterránea y al moverse en busca de equilibrio surgían los sismos.
Estas teorías fueron descartadas por Aristóteles (884-322 a. de C.), quien afirmaba los movimientos telúricos son provocados por los vientos, tanto por los que soplan tanto hacia afuera como hacia adentro de la tierra.
Han pasado unos cuantos siglos (25) desde aquellas teorías y hoy, la ciencia es enfática en descartar que los fenómenos atmosféricos (calor, lluvia, viento, etc.) causen terremotos.
Ciencia moderna
“No existe relación entre el tiempo atmosférico y la ocurrencia de temblores”, afirma Pablo Salucci, geógrafo y magister en desarrollo urbano. “Los procesos sísmicos se originan a varios kilómetros de profundidad. En promedio, aquí en Chile, los sismos de subducción (hundimiento de la placa litosférica oceánica bajo la continental) están 25 kilómetros por debajo de la corteza terrestre”, ilustra.
El 99% de los terremotos son de origen tectónico (corteza terrestre). El 1% se asocia a otro tipo de fuentes, como volcanes o, incluso, a la acción humana debido, por ejemplo, a las grandes excavaciones mineras.
En consecuencia, afirma Salucci, “son zonas tan profundas que no existe la posibilidad que los fenómenos naturales de la atmósfera influyan en estos procesos tectónicos”.
Entonces, mi abuela y Aristóteles están equivocados. Pero, y al revés, ¿un terremoto puede modificar el tiempo atmosférico? “En los grandes terremotos, como en 2010 (magnitud 8,8), desde el suelo se levantó una gran cantidad de material particulado (polvo), por lo que aumentó la contaminación ambiental, pero no influyó en parámetros como la temperatura”, aclara el geógrafo.
En tanto, el sismólogo de la Universidad de Chile, Mario Pardo, no le cierra totalmente la puerta a la idea que después de un fuerte remezón cambien algunos índices meteorológicos. “Puede haber un cambio de temperatura producto de un terremoto. Cuando existe este fenómeno es como sacudir una alfombra. Al moverla, la atmósfera va a quedar con polvo y eso puede generar cambios en el clima", afirmó Pardo en una entrevista con Mega.
Tiembla todos los días
7.826 sismos con magnitudes entre 2,5 y 7,0 fueron localizados por el Centro Sismológico Nacional (CSN) durante 2020 en el país. Es decir, en promedio, hubo 21,4 movimientos telúricos por día. Temblores que se dieron con cielo nublado, despejado, parcial; con lluvias, sol, vientos, sin vientos; con frío, calor, término medio…
El mes de 2020 con mayor sismicidad en Chile fue septiembre, lo que se relacionó con el sismo magnitud 7,0 del 1 de ese mes en la costa de Atacama. Aquel movimiento telúrico, el de mayor magnitud del año pasado, fue percibido entre las regiones de Antofagasta y Metropolitana. Ese día hubo camanchaca en la zona, como siempre, con extremas de 11° y 17°, lo habitual. Y sí, abuela, tembló.
Luego de reportear, conversar con expertos, leer artículos, analizar y comparar los datos del tiempo con los días en que ocurrieron sismos significativos, al menos en Chile, puedo sostener que las variaciones climáticas no inciden en la ocurrencia de los terremotos. Esa conclusión se la compartí a mi abuela, quien me escuchó, hizo un desprecio y me dijo “qué sabe usted, mijito, mejor prepárese para la lluvia porque me están doliendo los huesos”. Eso sí, vieja linda, eso sí que tiene asidero, pero será una historia para desarrollar en un próximo artículo…