Informe de la CIA sobre cambio climático fue ignorado hace 60 años
En 1974, la CIA realizó un estudio que denominó "investigación climatológica en lo que respecta a problemas de inteligencia". El diagnóstico fue dramático. La evidencia del cambio climático estaba ahí y nadie dio oídos.
Hace seis décadas atrás, la CIA realizó un estudio muy detallado sobre los problemas nacionales e internacionales que podía desencadenar el clima. El estudio se denominó "investigación climatológica en lo que respecta a problemas de inteligencia". La información no advertía sobre los cambios de temperatura en sí, sino que se centraba en el surgimiento de disturbios políticos y migraciones masivas provocados por una nueva era de “clima extraño''.
"El cambio climático comenzó en 1960", declara la primera página del informe, "pero nadie, incluidos los climatólogos, lo reconoció". Las malas cosechas en la Unión Soviética y la India a principios de la década de 1960 se habían atribuido al “mal tiempo” habitual. Estados Unidos envió grano a India y los soviéticos mataron ganado para comer, "y el primer ministro Nikita Khrushchev fue depuesto silenciosamente" en medio de la crisis y el hambre. El impacto político del clima ya era conocido. Sabían que la llamada " pequeña edad de hielo", una serie de olas de frío entre, aproximadamente 1350 y 1850, había traído no solo sequía y hambruna, sino también guerra.
Finalmente, el último informe argumentaba que el cambio en el clima había sido ignorado porque la población mundial continuó creciendo a pesar del clima extraño y porque los grandes estados realizaron inversiones masivas en energía, tecnología y medicina. Mientras tanto, las consecuencias del clima se extendían a países como Mauritania, Senegal, Malí, Burkina Faso, Níger y Chad. La población africana "se convertía en las primeras víctimas del cambio climático", decía el informe, pero su sufrimiento estaba enmascarado por otras luchas internas.
El cambio climático y la comunidad científica
Esta afirmación de que nadie estaba prestando atención no era del todo justa. Algunos científicos habían estado hablando sobre el tema durante un tiempo. El tema había aparecido en los periódicos y en la televisión, e incluso se mencionó en un discurso del presidente estadounidense Lyndon Johnson en 1965. Aún así, el cambio climático no estaba recibiendo la atención que podría tener y había una falta de urgencia en las discusiones. No hubo una gran protesta pública, ni nadie parecía estar tratando de generar una. Y lo más importante, tanto los discursos políticos, como el informe de la CIA estaban ignorando el rol del combustible fósil en todo esto.
En 1976, un joven climatólogo llamado Stephen Schneider decidió que era hora de que alguien de la comunidad de la ciencia del clima hiciera ruido. En 1976 escribió un libro de divulgación: The Genesis Strategy. Esto molestó a algunos de la vieja guardia, que sentían que esta no era la forma de hacer ciencia, pero logró llamar la atención. Obtuvo reseñas en el Washington Post y New York Times, una invitación para aparecer en el Tonight Show de Johnny Carson y el respaldo oficial del físico Carl Sagan.
Los académicos no se sentían cómodos con el “drama” y la exposición de la ciencia. Argumentaban que siempre hubo fluctuaciones en el clima y que las recientes sequías no fueron sin precedentes pero, aún así, estaban de acuerdo en que podía haber aumentos de temperatura de hasta 1 °C si se continuaba quemando combustibles fósiles en los próximos 50 años. La poca preocupación y la desestimación a este problema se fundamentaba en la creencia del traspaso a la energía nuclear en pocos años.
Los fósiles en la mira
Hubo que esperar a 1978 para escuchar sobre la relación del dióxido de carbono y el cambio climático. Un oscuro informe de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. sobre el carbón mencionaba por primera vez el "efecto invernadero", y señalaba que los combustibles fósiles podrían tener impactos significativos y dañinos en la atmósfera en las próximas décadas.
Futuro climático bajo la perspectiva de un "gemelo digital".
A pedido del gobierno estadounidense, un equipo de especialistas del clima y la tierra se reunieron para revisar los principios de la ciencia atmosférica y determinaron que era posible que la Tierra se calentara alrededor de 3 °C en el próximo siglo. De esta manera, el cambio en el clima comenzaba a mencionarse como un problema mundial, y con los años, quedó claro que no haría otra cosa que aumentar. Y al igual que hace 60 años, la falta de urgencia en las políticas y en la búsqueda de soluciones a mediano y largo plazo se mantiene.